Jorge “Mascardi” Lemos está desaparecido desde hace ocho días. La policía dice que, en verdad, está prófugo con pedido de captura del juzgado federal de San Martín por usurpación de identidad. Su familia admite que tuvo numerosas causas, relacionadas con desarmaderos, pero que su desaparición no tuvo que ver con eso, sino que se trata de un secuestro, tal vez relacionado con la política. Hace un tiempo, San Miguel apareció inundado de carteles y pintadas en los que Lemos aparecía como candidato de Francisco de Narváez a la intendencia. La agrupación Unión Convocatoria Peronista apoyó al Colorado en la elección de 2009. Es más, en los carteles, Mascardi aparecía en una foto con De Narváez, aunque no faltan quienes dicen que se la sacó de asalto, como si fuera un seguidor. Lo cierto es que el multimillonario de Unión Celeste y Blanco, que hace un culto del tema de la seguridad, figuró durante meses y meses como aliado de un hombre con frondosísimo prontuario y, para colmo, relacionado con Miguel “Mameluco” Villalba, uno de los narcos más famosos de la zona Norte. Salido de la cárcel, Mameluco también se está dedicando a la política. Según sostuvo Lemos antes de desaparecer, hoy ya no está con De Narváez. Se declaró antikirchnerista y a la espera de lo que suceda con el duhaldismo o Felipe Solá.

A Lemos le dicen Mascardi porque en algún momento fue de la barra brava de Boca Juniors en tiempos en que Gustavo Mascardi era uno de los representantes más conocidos del fútbol argentino. Como aparentemente Lemos tenía tratos con los jugadores de Boca, le quedó ese apodo. Luego –de acuerdo con los expedientes judiciales– se dedicó al mundo de la compra y venta de autos, con desarmaderos y robos de por medio.

Hoy se presenta como empresario, con un enorme y asombroso poder adquisitivo. Se muestra con una ostentosa camioneta BMW X6, la más nueva. El incremento de su riqueza no tiene muchas explicaciones públicas. Se sabe que tiene cuatro locales nocturnos –dicen que dos cabarets y dos boliches– en San Miguel, justito el distrito que se ha publicitado como gran adversario de la nocturnidad.

Para agregar un condimento, quienes están cerca de Lemos admiten que en su agrupación también revista Batata, aquel changarín del Mercado Central que comandó una patota al servicio de Carlos Menem cuando la emprendió a golpes contra gente que silbaba al ex presidente en la Exposición Rural. Batata –cuyo nombre deriva de una especie de ironía por ser pelirrojo, colorado por fuera y dulce por dentro– es la mano derecha de Lemos.

La familia de Mascardi exhibió en estos días el pasaporte de Lemos, como prueba de que no tiene órdenes de captura. Afirman que tuvo causas hace ocho años, pero que hoy en día no existen cuentas pendientes. La hipótesis que plantean es difícil. Por un lado, no se puede hablar de secuestro extorsivo, porque no hay un reclamo que se conozca de dinero. Por el otro lado, tampoco Lemos tiene una presencia tan destacada en la política como para convertirse en un nuevo Jorge Julio López.

La familia de Lemos dice desconocer la orden de captura del juzgado federal de San Martín, aunque al mismo tiempo señalan que podría provenir de una decisión que ya fue apelada en Cámara. En la Bonaerense dan otras dos versiones. Una, alguien le contó a Mascardi que salió la orden de captura y decidió esconderse hasta que sus abogados encuentren alguna forma de salir del apuro. La otra: que alguien del submundo le esté haciendo un reclamo. Y se escondió o lo tienen cautivo por esa razón.