EL PAíS • SUBNOTA
La jueza Wilma López volvió a indagar ayer a otros tres detenidos por el crimen de Mariano Ferreyra. Todos mantuvieron su primera versión de los hechos. Uno de ellos es el delegado ferroviario Pablo Díaz, sospechoso de haber reclutado a la patota que mató al militante del PO e hirió a otras tres personas. Díaz dice que es inocente, que los sucesos fueron “espontáneos” y que escuchó a otra persona decir que venían disparos desde “el otro lado”, en alusión a los trabajadores tercerizados y militantes de agrupaciones de izquierda. Díaz se cuidó de no implicar a ninguno de sus superiores en la UF, aunque habría datos en la causa de que reportaba a Juan Carlos “Gallego” Fernández, el tercero del gremio. Ayer también volvieron a declarar como sospechosos Salvador Pipito y Jorge González, quienes están involucrados por haber amenazado a periodistas del Canal C5N que intentaban televisar la gresca. De hecho, muchas de las imágenes tomadas por ellos son pruebas fundamentales de la causa. Las amenazas que se les atribuyen a Pipito y a González (a quien se ve en las filmaciones con cuello ortopédico) son interpretadas por los investigadores como un indicio de que querían ocultar el accionar de la patota, a sabiendas de qué podía pasar.
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