Los operadores financieros dicen saber de qué se trata: estamos frente a una “corrida” contra el dólar, aseguran, que se mantendrá por algún tiempo más mientras el público siga prefiriendo gastarse sus ahorros en dólares para irse de vacaciones, comprar un auto, hacer una operación inmobiliaria o simplemente reponer su guardarropa. Oferta de dólares no va a faltar: los banqueros calculan que hay no menos de 20 mil millones de dólares billete en poder del público en Argentina y, encima, en un mercado raquítico.
Casi todos coinciden en señalar un tipo de cambio de equilibrio todavía por debajo del actual. Y no faltan argumentos:
u El intercambio comercial mantiene un superávit de aproximadamente mil millones de dólares por mes;
u Los exportadores tienden, cada vez en mayor medida, a liquidar sus divisas antes que a retenerlas;
u Los ahorristas medianos y chicos que atesoraron “verdes” hoy prefieren cambiarlos por bienes durables o consumirlos. En este comportamiento también incide un “efecto confianza”, es decir, la desaparición de los temores sobre un empeoramiento de su situación laboral en el corto plazo.
“Hoy, si el Banco Central liberara totalmente el mercado cambiario, lo más probable es que se acentúe la corrida contra el dólar en vez de aumentar la oferta”, comentó un analista del sistema. Cada señal que emiten las autoridades en favor del mercado es leída como la consolidación de las reglas del libre juego de la oferta y la demanda. En esas condiciones, se interpreta que el dólar no debería volver a subir, por lo tanto el momento de liquidar las tenencias de divisas “es ahora”, antes de que siga bajando.
“Se está asistiendo a una inflación en dólares (los precios aumentan en esa moneda por la baja nominal del valor de la divisa), que era un ajuste necesario para equilibrar los precios internos con los internacionales”, sostuvo otro operador. “Pero es un ajuste paulatino, por lo que va a seguir por algún tiempo”, agregó.
Más allá de la lectura del fenómeno, hay datos y referencias que corroboran el cambio de la preferencia de la gente para cuidar su plata. “En las ventanillas que atienden en los shopping, antes se atendía a los turistas; ahora van argentinos a vender 100 ó 200 dólares, que inmediatamente gastan en los negocios del mismo centro de compras, fenómeno que no se agotó con las fiestas; lo mismo está sucediendo en las agencias de la costa (atlántica)”, apuntó el gerente de un banco.
También dan cuenta de la liquidación de dólares de jefes de familia entre fines de diciembre y principios de enero con el propósito de contar con efectivo para veranear en el país. Más selectivamente, también se observa que muchos tenedores de dólares optan por comprarse un auto o hacer alguna operación inmobiliaria, como una opción más atractiva de reserva de valor. Otros buscan alternativas financieras que prometan mejor rendimiento (o aseguren un resultado positivo en pesos, al menos), como Letras del Banco Central o depósitos a plazo fijo. “No hay un alza de depósitos espectacular, tampoco un boom inmobiliario o de venta de autos, pero son distintos factores sumados que van absorbiendo la salida de los ahorristas del dólar; estamos hablando de un mercado muy chico, en el que se liquidan unos pocos millones de dólares por día, sobre un stock de billetes en poder del público, ya sea en el colchón o en cajas de seguridad, de unos 25 mil millones”, señaló uno de los analistas consultado.
¿Cuánto más puede caer el dólar? La mayoría elude ponerle un número, aunque ninguno deja de señalar los elementos en juego. “Las grandes empresas ya se fueron del dólar hace varios meses, la corrida la provocan los agentes chiquitos que actúan como manada; hay mucha oferta y muy poca demanda genuina, el único comprador importante es el Banco Central”, describió un operador. “A corto plazo el dólar va a seguir cayendo, porqueesta tendencia sólo se revierte cuando la gente decida no gastar más los ahorros guardados en dólares”, concluyó. Hasta ayer, eran mayoría los que pensaban que para que ello suceda, todavía habrá que esperar varios días y el descenso de varios escalones más del tipo de cambio.