EL PAíS • SUBNOTA › REPORTAJE A AGUSTIN COLOMBO, SECRETARIO DEL BLOQUE
Cuando están por cumplirse dos décadas del Mercosur, el secretario expresa su deseo de “celebrar los próximos cumpleaños con una mayor participación de la sociedad”.
› Por Martín Granovsky
Volvió del exilio en 1983 y, tanto en el sector privado como en el público, se concentró en los temas regionales. Agustín Colombo Sierra fue subsecretario de Política Latinoamericana del canciller Jorge Taiana y hoy es secretario del Mercosur.
–Para el Mercosur –comentó ayer Colombo a Página/12 mientras se desarrollaba el encuentro entre Barack Obama y Dilma Rousseff– el hecho de que Brasil esté viviendo un decenio de esplendor político y económico es positivo. Es el socio más grande de los cuatro miembros plenos, acompañado por un país mediano como la Argentina y dos más chicos como Uruguay y Paraguay. Es natural y razonable que Obama visite Brasil.
–¿También le parece razonable que el comunicado conjunto de Obama y Dilma Rousseff hable de Mercosur y Unasur?
–Me parece positivo. Se trata de un reconocimiento de la realidad tal cual es. Todavía como subsecretario de América Latina tuve el gusto de participar en una reunión de Obama con buena parte de los presidentes de América latina en Trinidad y Tobago. Escuché a un Obama muy respetuoso de los procesos subregionales de integración. O sea que veo coherencia en la posición de Obama. Ignoro si otros funcionarios del gobierno norteamericano querrán debilitar los procesos de integración regional porque tal vez piensen que si estos procesos se hacen más sólidos Sudamérica ganaría espacios de negociación en la discusión de sus diferencias con los Estados Unidos.
–Un cable de 2007 filtrado por Wikileaks decía que el Mercosur es “antinorteamericano”.
–Corre por cuenta de quien lo escribió. Pero es mejor no perder el tiempo. Con los Estados Unidos podemos cooperar en los espacios de coincidencia, como el judicial y el penal, el combate a la trata de personas y la preservación de Sudamérica como zona de paz en el mundo.
–El Mercosur está a punto de cumplir 20 años.
–Sí, el 26. A mí me gustaría que los próximos cumpleaños podamos celebrarlos con una participación mayor de la sociedad. Es lo que quieren nuestros presidentes. Marco Aurelio García, el consejero internacional de Lula y ahora consejero de Dilma Rousseff, dijo que la institucionalidad del Mercosur no es mala: es escasa.
–No parece un elogio.
–Lo interesante es que, bien leída, la definición suena a proyecto. Si la institucionalidad es escasa, hay que desarrollarla. Y este desarrollo no podemos concebirlo sólo limitado a un grupo de ministerios de cada país. No quiero ser antipático con nadie. Solamente pido que todos sean coherentes con lo que acostumbran acordar nuestros presidentes cuando dicen que la integración no debe limitarse a las elites de negociadores o expertos en intercambio comercial. Eso importa, naturalmente, pero también importan la educación y la sociedad en su conjunto. El Foro económico y Social del Mercosur, por ejemplo, contempla la participación de sindicatos, empresas y organizaciones diversas de la sociedad civil. Lo mismo sucede con el Fondo de Convergencia Estructural del Mercosur. Ya no es sólo comercial. Ya no es sólo un tema de fondos. Abarca temas tan amplios y a la vez tan palpables que llegan a la construcción de escuelas, las cumbres sociales, la ciudadanía Mercosur, que se pueda vivir dos años en el país socio, la homologación sencilla de títulos educacionales, la convalidación de las jubilaciones... El Fondo de Convergencia tiene en su portafolio proyectos por mil millones de dólares.
–Pero usted mismo forma parte de la burocracia del Mercosur, que es otra burocracia además de las correspondientes a cada país.
–Sí, y lo que digo me incluye. Tampoco tengo derecho de trabar burocráticamente, así sea con la mayor buena fe, las iniciativas de los presidentes. ¿Qué derecho tengo yo a guardar en la carpeta, por ejemplo, la decisión de implementar con frecuencia un foro económico y social? Lo decidieron los presidentes. Tienen legitimidad popular para decidirlo porque representan a los pueblos por el voto democrático. No sólo la presidenta argentina da una enorme importancia a la participación dentro del Mercosur. También lo hizo Lula y lo mantuvo Dilma cuando Brasil propuso, y los socios aceptaron, a un diplomático del nivel de Samuel Pinheiro Guimaraes como Alto Representante del Mercosur. Fue vicecaniller y ministro de Asuntos Estratégicos. Y estuvo ligado a la suerte de la integración regional en los últimos 25 años. El embajador Pinheiro Guimaraes tiene funciones en la negociación y en el diseño de estrategias. Su designación por parte de los países miembros y las atribuciones que recibió son una indicación más de que el Mercosur debe transitar su próxima etapa cada vez más cerca de la sociedad. Y la burocracia está para ayudar en ese proceso, no para trabarlo. El Mercosur es el fruto de un proceso político que completa lo que, a comienzos de los procesos democráticos de la Argentina y Brasil, fue una alianza política sólida. Hoy, también, el clima personal y de colaboración entre los presidentes es extraordinario. Se visitan, se hablan, se tienen confianza. Expresan la sintonía de unos pueblos con otros.
–Para el ingreso de Venezuela como miembro pleno falta sóo la ratificación del Senado paraguayo.
–Como dijo la Presidenta, espero que los hermanos paraguayos lo resuelvan. Será bueno para todos. También para ellos.
–Y no se le escapa que hay conversaciones informales para incorporar a Colombia. ¿Qué opina?
–Que también sería muy bueno. Colombia ya tiene firmados acuerdos de complementación económica y adhirió a muchos convenios del Mercosur. Todo lo que consolide el Mercosur como realidad concreta es positivo. Puede ser en desarrollo tecnológico, como sucedió con la norma digital elegida en común, al revés de lo que sucedió en 1978 cuando gobernaban las dictaduras militares. Justamente acabamos de celebrar en Montevideo un seminario de televisión abierta en el que Osvaldo Nemirovci, coordinador del Sistema Digital de Televisión de la Argentina, explicó cómo funciona el sistema. O, si quiere otro ejemplo, tiene el de la colaboración del Mercosur en las causas abiertas por el centro clandestino de detención Automotores Orletti, donde eran recluidos y torturados los secuestrados uruguayos. Las dictaduras se ayudaban para matar. Nosotros nos ayudamos para esclarecer el pasado y construir una región cada vez más justa.
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