EL PAíS
• SUBNOTA › HISTORIA DEL CRIMEN Y UNA FUGA ESPECTACULAR
Dos meses de clandestinidad
› Por Horacio Cecchi
Dos meses duró la clandestinidad de Horacio Conzi. El primer paso en esa dirección la dio inmediatamente después de que se desató el caso, en la madrugada del jueves 16 de enero pasado. Ese día, el remise en el que viajaba Marcos Schenone junto a un amigo y dos amigas (una de ellas pretendida por el ex prófugo) fue baleado desde la camioneta Jeep Cherokee por el enfurecido empresario, según una multitud de pruebas, testigos y filmaciones. Schenone murió pero durante la persecución reconoció a Horacio Conzi. No se podrá decir que el caso no fue condimentado con apostillas espectaculares: entre el día del crimen y ayer, cuando se produjo la detención del prófugo más buscado del país, el caso se floreó con sospechosas explosiones, ayuditas de los 007, la búsqueda del prófugo en un resort de lujo, la intervención del FBI, la defensa de un abogado mediático, un hermano irascible y un helicóptero para la fuga, la sospecha de que estaba fuera del país, burdas maniobras para borrar pruebas, y una carta documento desde la clandestinidad.
Todo se desató cuando se desató el empresario dueño de Dallas de Martínez, un impresionante complejo nocturno sobre la avenida Libertador. Después de la una de la madrugada del jueves 16 de enero, Marcos Schenone, de 23 años, concurrió a Dallas con un amigo. No les permitieron la entrada. Schenone conocía a dos chicas de quienes sabía que tenían contactos con el dueño. Una de ellas era pretendida por Horacio Conzi. Y en la puerta las reconocieron. Les pidieron entonces ayuda para entrar y, de hecho, lograron ingresar con ellas. En el interior se separaron, pero después volvieron a encontrarse. Conzi ordenó entonces a la guardia que los echara del local y, ante esa maniobra, las chicas se solidarizaron y salieron con ellos.
Que esa reacción provocó la ira se enteraron cuando volviendo en un remise descubrieron que la camioneta del empresario los perseguía. El propio Schenone reconoció a Horacio Conzi cuando la Cherokee se puso a la par del remise. Después llegó la balacera. Tres balas impactaron en Schenone provocándole la muerte. El remisero y las dos chicas resultaron heridos.
La cantidad de pruebas fue determinante. No sólo las dos jóvenes reconocieron en sede judicial a Conzi. También un video de seguridad provisto por el local nocturno Kansas muestra la camioneta del empresario persiguiendo al remise. Las pericias balísticas demostraron que las balas fueron disparadas por una pistola Beretta 9 milímetros secuestrada en la propia casa de los Conzi, en el exclusivo barrio La Horqueta, de San Isidro. Testigos presenciales del hecho corroboraron lo ocurrido. Para colmo, Hugo Conzi, hermano de Horacio, entregó la Gran Cherokee para demostrar que no era el vehículo que todos aseguraban que fue y los peritos comprobaron que había sido burdamente reparada en el costado que golpeó al remise.
El 29 de enero el caso sumó evidencias: a las 5.10 se produjo una explosión en lo de los Conzi. No hubo daños mayores; Hugo, que venía señalando la inocencia de su hermano y la persecución de una mafia petrolera, y que ayudó a su hermano a escapar en helicóptero, resultó con mínimas escoriaciones. Los peritos hallaron partículas del explosivo en un teléfono y en un maletín hallado en la misma casa, lo que confirmó la idea del autoatentado.
Después, llegó la intervención del FBI, la búsqueda del prófugo en el complejo turístico Pirá Lodge en Corrientes, la cobertura de los 007 locales para quienes prestó colaboración en otros momentos, los mismos que ahora lo detuvieron, y una carta documento enviada desde los Tribunales de La Plata con la firma de Conzi solicitando ser eximido de prisión, cuestión que le fue correspondientemente rechazada.
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