EL PAíS • SUBNOTA
Artemio López, Eduardo Fidanza y Enrique Zuleta Puceiro tienen una mirada muy distinta sobre la posibilidad de un pacto social, algo de lo que se viene hablando intensamente desde antes de las elecciones.
- Artemio López: “Los gremios serán soporte esencial en el despliegue del nuevo mandato de Cristina Kirchner, como lo fueron en los dos anteriores de la experiencia peronista-kirchnerista. Los empresarios son un conglomerado muy heterogéneo y con bajo nivel organizativo, por lo cual es esperable que reaccionen en forma dispar según el sector. En lo inmediato los empresarios se disciplinarán ante el notable poder político de Cristina Kirchner sostenido en la trama organizativa del peronismo y el respaldo electoral. Con respecto al Pacto Social, las condiciones objetivas están dadas: el sector empresario, dadas las tasas de ganancias record obtenidas en el lapso 2003/2011, está en condiciones óptimas de convalidar sin dificultades aumentos de salarios algunos puntos por sobre el nivel inflacionario real. Eso permitirá seguir recomponiendo poder adquisitivo a los trabajadores, aún muy por debajo de lo esperado en un país que convive con niveles de inequidad notables. La recomposición salarial sigue siendo un mecanismo muy robusto para mejorar la distribución del ingreso”.
- Eduardo Fidanza: “La situación económica potencia la puja distributiva y el resultado electoral confirmó la fuerza del Gobierno. En ese contexto, creo que empresarios y sindicatos están reevaluando sus estrategias y buscando cómo defender sus intereses. La inflación complica los pactos, aunque no descarto que se intente alguno. Entra en la lógica de los gobiernos triunfantes: empezar por un acuerdo económico, pero podría tratarse de una salida voluntarista, si se va detrás de los efectos sin considerar las causas. El triunfo electoral no tuerce las tendencias de una sociedad cuando existe incertidumbre. Y ésta es otra de las paradojas del presente argentino: confianza política e incertidumbre económica. Creer que sindicalistas y empresarios se volverán dóciles ante el poder presidencial con 25 por ciento de inflación, o que los compradores de dólares desistirán por los controles es cifrar en la voluntad lo que debe resolverse con medidas realistas e inteligentes de gobierno”.
- Enrique Zuleta. “No es momento para pactos sociales. Alentarlos es eludir los términos del problema. No quiere decir que no pueda volver a haberlos, aunque difícilmente del tipo de los que signaron la política europea en los años ’70. Podrá haber acuerdos del tipo de los que promueve el Gobierno entre la CGT y los industriales, socios esenciales en un modelo de concertación como el que se suele promover desde el peronismo. Son en función exclusiva de la convocatoria del Gobierno a políticas defensivas de la producción y el trabajo nacional. Sin embargo, las representaciones sociales están fuertemente fragmentadas. No se puede imaginar una mesa de concertación con siete peronismos y cinco radicalismos. El modelo generalizado en el mundo es el que muy bien expresa Cristina Kirchner. Los acuerdos tienen que realizarse en el Congreso, que cada vez más tiende a trascender sus funciones tradicionales, para convertirse en una arena de concertación, arbitraje de conflictos y búsqueda de soluciones. Tanto la CGT como los industriales vienen concentrando su atención en la demanda de protecciones, excepciones, subsidios o estatutos. Difícilmente estén dispuestos a afrontar espacios abiertos de concertación, en pie de igualdad con otras representaciones y actores sociales”.
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