Alfredo Rómulo Monteverde fue uno de los médicos del Hospital Militar cuyo nombre aparecía en las listas con las que cotejaban los ingresos. Terminó trasladado a Devoto. Cuando salió, unos diez días más tarde, intentó volver al Posadas porque tenía que cobrar el sueldo. Apenas bajó del auto, un conscripto lo flanqueó y no dejó de custodiarlo hasta que terminó el trámite. “Me dijeron que si quería volver tenía que pedir una entrevista con el director que era Estevez. La pedí, a mí me reincorporaron con algunos más.” Cuando le preguntaron a Estevez por qué los había detenido, él les respondió algo que hoy el médico recuerda como un indicador de que “el foco era clínica médica y terapia intensiva”, esa era “la única explicación, yo no militaba, era la única lógica, no había otra”. Cuando uno de los jueces le preguntó si ese hospital era distinto del que había dejado, dijo: “Totalmente, gran parte de mis amigos ya no estaban, habían sido declarados prescindentes. No creo haber sabido mucho más, si no no sé si me hubiera quedado”.