“Es muy positivo que, por fin, las tecnologías de reproducción asistida tengan un marco regulatorio en la Argentina”, destacó Ignacio Maglio, abogado del hospital Muñiz y de la Fundación Huésped, y recordó que “desde el inicio de la democracia hubo más de una docena de proyectos de ley que no prosperaron”. Maglio señaló algunos puntos controvertibles del Anteproyecto (ver nota principal): uno de ellos sería “el requisito de autorización judicial para el hijo que quiera conocer el origen de las gametas donadas: ¿por qué no reconocerle, como en la adopción tradicional, el derecho a conocer sus antecedentes biológicos cuando tenga edad y juicio suficientes? Se aduce que esto haría bajar la cantidad de donantes, pero este argumento no basta para limitar el derecho a la identidad, en un país como el nuestro, tan sensible al tema a partir de la apropiación de hijos de desaparecidos en la dictadura”.

Otro cuestionamiento posible se refiere a la fertilización con gametos provenientes del cónyuge fallecido: “Al autorizarla se piensa más en el deseo parental que en el interés superior del niño, que desde el vamos queda condenado a ser huérfano”, sostuvo el abogado especialista.

Otra observación sería aplicable “a la exigencia de que el consentimiento informado, como expresión libre de la voluntad, deba estar protocolizado ante escribano: en cuestiones de salud no son necesarios requisitos tan formales, y el reconocimiento del nacimiento se produce de todos modos en su momento ante el Registro Civil”, sostuvo Maglio.