EL PAíS • SUBNOTA
- Al chori, al chori. La Plaza, desde temprano, se vistió con banderas de los distintos sindicatos. Había pasacalles con el rostro de Moyano y leyendas de “Moyano conducción”. La primera columna era de Olavarría (“vinimos para colgar los trapos”, le contaron a un periodista madrugador). Ya a las 10 de la mañana llegaban las primeras columnas, al son de los bombos y mientras el olor de los choris recién tirados a las brasas lo inundaba todo. Costaban 15 pesos. Cerca de uno de los puestos, un hombre de traje y corbata, pelito corto y Black Berry en mano sacaba fotos de la manifestación. ¿Venía a protestar? “No, vengo a comerme un chori”, esquivó a este diario.
- Conduciendo mi camión. Todos tienen chalecos violetas de la empresa Covelia. El fernet con cola circula en una botella de plástico cortada. Los camioneros, en un primer momento, se hacen chistes sobre quién va a hablar con el diario. “Dale, hablá vos y después te pido un autógrafo”, chancea uno. “¿Trajiste sólo ese anotador? ¡Tomá dos pesos, andá a comprarte otra libretita, pibe, para todo lo que vas a tener que anotar con éste!”, dice otro. “Poneme diez pesos al 22”, se suma a la joda un tercero. Ariel, más serio, empieza a hablar: “Estoy en desacuerdo con que haya un impuesto al trabajo. No culpo sólo al Gobierno: creo que le falta caja, pero los trabajadores también estamos pasando un mal momento”, indica Ariel, que lleva la pechera verde de Camioneros. “No queremos que Cristina se vaya. El 90 por ciento de los que están acá la votó. Pero queremos que se respete lo nuestro.” Enseguida empieza a sacar cuentas: “Yo cobro 5700 pesos. Si a mí me aumentan el 25 por ciento, me van a sacar 800 pesos entre las asignaciones familiares y el Impuesto a las Ganancias, ¿entendés?”, dice. “Estoy en desacuerdo en que, porque venimos acá a expresarnos, te tilden de golpista”, finaliza Ariel.
- Venegas conducción. Entre los globos aerostáticos, se destacaban los minizeppeling de Gerónimo “Momo” Venegas, cuya tropa no disimulaba las diferencias con el dirigente camionero. “Moyano es poco creíble”, soltó Nelson, un peón rural con los brazos cubiertos de tatuajes y una bandera de Uatre colgada a modo de capa. “Esto es una guerra entre Moyano y la Presidenta. Apoyamos el reclamo que se está haciendo. Pero lo podría haber hecho antes”, indicó el peón rural. ¿Qué piensa del trabajo en negro en el campo? “Pensamos que se tiene que terminar”.
- Correligionarios. No pasaban los veinte. Sobre Diagonal Norte y Esmeralda habían instalado una bandera roja y blanca de la UCR. “Más allá del llamamiento de Moyano con el que no tenemos mucha simpatía, venimos a defender las banderas radicales”, indicó Agustín Valotta, que mencionó entre las agrupaciones a Bandera Radical, Los Irrompibles, JR Elpidio González. “La UCR se moviliza poco, qué querés que te diga. Nos falta militante de calle. Hay mucho militante del mouse”, reconoció.
- Basura y subtes. La ciudad amaneció con pilas y pilas de basura en todos sus rincones. Fue la marca más clara del paro. Las líneas de subte se dividieron entre los metrodelegados que adherían y los que no. Las líneas B y H sufrieron demoras. La línea D operaba normalmente, pero el conductor advirtió por el altoparlante: “Se les recuerda a los pasajeros que los trenes no llegan hasta Catedral por la marcha de Moyano”, informó el conductor. Los pasajeros apenas si despegaron las vistas de sus celulares. En la marcha, Claudio Dellecarbonara señaló que “la comisión directiva no convocó porque apoya al Gobierno. Creemos que los reclamos son legítimos, más allá de que a la conducción de la CGT la venimos repudiando”.
- Cacerola perdida. Se materializó en Diagonal Norte y Bartolomé Mitre. Una señora de edad avanzada. No portaba una cacerola, sino un más modesto cacharro para hervir salchichas. Luego de que varios la observaran como un especimen exótico, se perdió de vista. Más tarde, otra señora, Betina, jubilada, de anteojos oscuros, se acercó con una amiga por uno de los costados de la Plaza. “Este petitorio en el que Hugo se metió es bueno para todos. El Gobierno se está quedando sin dólares y saca de todos lados, para la mentira de las 100 mil casas”, alertó a Página/12. “Esta señora, como dice Nelson Castro, está enferma. El ensañamiento con Mauricio, con todos los que no piensan como ellos”, enumeró. Su amiga desconfió: “Ustedes no serán de seis siete rocho, ¿no?”.
- Nosotros, la izquierda. Las banderas rojas del PO, el MST, el MAS y el PTS flameaban mientras de fondo se escuchaba la consigna: “Vamos a defender nuestros salarios”. Entre las banderas del Frente de Izquierda, se veía una con el rostro de Mariano Ferreyra. Más adelante se ubicaron el PCR y la CCC. Con las puntas del pelo claras, piercing en la nariz, remera de Nirvana, Julia comentó a este diario que había ido “como independiente”. Docente bonaerense, señaló que estaba de acuerdo “con la eliminación del tope a las ganancias. Estoy con los partidos de izquierda por simpatía. Moyano, una vergüenza”. No muy lejos de ella, Ezequiel –barba candado, anteojos oscuros– ondeaba una bandera del PTS. “Nos movilizamos a pesar de la dirección burocrática de la CGT porque le exigimos que se ponga a la cabeza de terminar con los tercerizados y los trabajadores en negro”, indicó Ezequiel, quien recordó: “Somos los primeros en enfrentar a la burocracia en el gremio de la alimentación. Vinieron las comisiones de Kraft, Pepsico”. “Moyano por nueve años fue el sostén de la paz social para el Gobierno. Pensamos que es progresiva la medida de luchar por terminar con el Impuesto a las Ganancias”, sintetizó. Al finalizar la marcha, algunas columnas del PO y el PTS se fueron acompañadas por un camioncito que les tocaba la marcha peronista a todo volumen.
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