Uno de los interrogantes de los analistas es cuáles son los vínculos entre Kirchner y el sector empresario. En la entrevista con Lavagna, Página/12 lo consultó acerca de su futura relación con los grupos de poder.
–¿Es posible hacer política económica en Argentina sin una alianza con los grupos dominantes?
–Le respondo a partir de nuestra propia experiencia. La política económica ha estado muy restringida por las condiciones objetivas de partida. La crisis no había dejado nada para repartir, sólo pérdidas, y había que tratar de repartirlas de la manera más equitativa posible. Había que calmar el estado de levantamiento social que existía en el momento que asumimos. Quizá la normalización de la situación permita abrir ahora un diálogo más maduro. En la pregunta está implícita la idea de la imposibilidad de hablar con estos grupos y no creo que necesariamente sea así. Es perfectamente posible sentarse a conversar. A lo mejor algunos muestran una predisposición favorable y otros no. Ese es el proceso de selección que hay que hacer.
–¿No se plantea una alianza de sectores, como pretendió el presidente Duhalde con el sector productivo?
–No, el objetivo no es ponerse a definir alianzas sino consolidar un crecimiento sustentable. Argentina puede crecer 4,5 puntos por año. Eso equivale a un aumento de 20 por ciento en el ingreso de la población para el próximo período presidencial.
–Frente a un mundo unipolar y en recesión, ¿en qué términos se plantea realizar una política económica independiente?
–Hoy las políticas independientes, en su acepción extrema, no existen. El grado de interrelación es muy alto. Lo que uno tiene que intentar es maximizar grados de libertad. Hay que evitar el seguidismo y manejarse dentro de los márgenes que uno puede crear. Obviamente esos márgenes aumentan si uno tiene legitimidad política, consenso interno y además se lleva adelante una política de consenso a nivel regional.