EL PAíS
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Un acto pequeño con desafíos y con un tenue olor a despedida
› Por Eduardo Tagliaferro
–”Si a mí me toca algún día...”, arrancó a modo de despedida.
–”No Carlos, no”, respondía en un ruego parte de su público.
–”Y sí. Como decimos en el norte, algún día tengo que ir a doblar las colchas”, les contestó. Luego de la aclaración completó su adiós pidiéndole al entusiasta auditorio que colmó el Club González Catán de La Matanza que “si algún día muero, quiero que ustedes me den la despedida para quedar definitivamente dentro de sus corazones”. Antes, Carlos Menem había repetido hasta el cansancio que “no se baja” de su candidatura, se quejó de que “nos trampearon” en la anterior vuelta electoral, recurrió a citar a Mariano Grondona como modelo a seguir en el periodismo de investigación, e instó a los suyos a “no perder la fe”. A pesar de alentar a sus seguidores a “no descuidarse” y de convocarlos a que “pongan hasta la sangre, sin derramarla”, el tono de sus palabras no pudo evitar cierto gusto a retirada.
La cancha de básquet del pequeño club estaba desbordante. Desde las tribunas el público esperó estoicamente durante casi una hora y media, la llegada de su ídolo. El tiempo fue corriendo al ritmo de cumbias y temas de bailanta. “Cuidado, cuidado, cuidado con la bombachita”, cantaban a voz en cuello quienes se acercaron a González Catán, cuando se anunció la llegada del candidato. Entre apretujones de forzudos de doble ancho, un Menem sin corbata se abrió paso hacia el escenario. Los parlantes atronaron con el clásico “que vuelva Carlos”, de los cordobeses Los Zarzas.
“Seguimos remando en contra de esa corriente. Tengo la certeza que volveremos a triunfar”, comenzó el riojano. Su auditorio aplaudía entusiasta cada una de sus definiciones. Fue entonces que el candidato le dijo a los medios de prensa, que apretujados detrás del escenario intentaban tomar registro de sus palabras, “aquí no van a hacer agredidos como en Santa Cruz”. La mención remitía a un poco claro caso de agresión que habría recibido un periodista de Canal 9 cuando intentó preguntarle a Néstor Kirchner por los depósitos que la provincia tiene en el exterior del país. No contento con eso, el riojano criticó a los medios por no interesarse por ese tema. Aquí fue cuando con nombre y apellido reivindicó la tarea periodística de Mariano Grondona en un ciclo televisivo en el que Menem es un habitúe.
Los periodistas, el presidente venezolano Hugo Chávez, el presidente cubano Fidel Castro, las quejas por fraude, las acusaciones veladas de montoneros a Cristina y Néstor Kirchner fueron parte de un menú previsible que viene repitiéndose desde la finalización de la primera ronda electoral.
“Yo les digo a los amigos de la prensa que vienen a nuestros actos pensando que en alguno de ellos voy a bajar de mi candidatura, ni lo piensen”, arremetió el riojano. Una vez realizado el rito diario de confirmar su postulación, recomendó a sus fiscales que no se descuidaran “porque todos los hombres son buenos, pero como decía el general Perón, si son vigilados mejor”.
Paso seguido presentó a su staff de colaboradores diciendo: “Nos han pedido caras nuevas. Ahí esta Rodolfo Frigerio, nieto, y una mujer Paola (Spátola) que será secretaria de Seguridad”, señaló. Aunque no lo nombró, en el centro del escenario, vestido de traje y corbata, estaba el principal impulsor del acto, el matancero, Alberto Pierri Debajo del palco, más informal y de campera, se encontraba Alberto Kohan. Los jóvenes de ayer.
“Como decía Evita: yo me pongo mis mejores galas para recibirlos a ustedes”, dijo el riojano, que había desprendido la corbata de su cuello antes de subir al estrado. La mención venía a modo de respuesta a los comentarios que Fidel Castro le formuló al periodista de este diario Miguel Bonasso sobre “el martirio” que le significaba al presidente cubanosentarse al lado del riojano. Lo pintó como “siempre bien vestidito con la última moda, corbata y pañuelo al mismo color, corte no sé si inglés o francés”.
“Yo prefiero estar bien vestido y no fusilar gente”, dijo provocador el candidato. Menciones descalificatorias también hubo para el venezolano Chávez, a quien le endilgó “haber asumido con un 70 por ciento de desocupación y en la actualidad haber llegado al 80 por ciento”. Aquí afirmó: “Nosotros estamos con la doctrina peronista actualizada”. Tampoco se privó de recordar que durante la dictadura militar “yo fui preso por defender el gobierno de Isabel Perón. Ella o él –en referencia al matrimonio Kirchner– fueron corridos de la Plaza de Mayo y ahora dicen que representan al justicialismo”. Detrás del palco, un memorioso recordaba aquel plantón que la viuda de Perón le pegó al riojano en la quinta 17 de Octubre en Madrid, cuando el entonces patilludo se presentó con un ramo de flores. Nostalgias de un tiempo que pasó y que no volverá.
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