EL PAíS
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Otras voces
- Ernesto López, Sociólogo: “Una renuncia sería una decisión completamente mezquina, me parece que con el objeto de restarle legitimidad al nuevo gobierno al privarlo de la elección de segunda vuelta. Bajarse del ballottage sería una actitud ruin que le haría daño al sistema político argentino, hecha para romperlo. Sin pasar por el ballottage, el gobierno entrante tendría una resta en su legitimidad, lo que seguramente se va a resolver porque el proceso político argentino no ha llegado hasta acá para que lo vengan a interferir con una actitud inexplicable. En el mediano y largo plazo, creo que Menem se aseguraría un lugar como hazmerreír de la historia, como el ejemplo de un pésimo comportamiento que lo dejaría como un pusilánime. Pasaría a ser el antimodelo. En cuanto al próximo gobierno, frente a una situación así deberá buscar generar rápidamente hechos de consenso.”
- Magdalena Ruiz Guiñazú, Periodista: “La renuncia de Menem a la segunda vuelta no significaría necesariamente el fin del menemismo, aunque sí el de su carrera política personal. Sería un gesto de muy poca valentía. Hasta mirándolo como deportista, expresaría la actitud de quien no sabe jugar hasta las últimas consecuencias. Sin segunda vuelta Kirchner iniciaría su gestión con serias dificultades y una debilidad intrínseca, ante la cual la mejor defensa es hacer alianzas para fortalecerse. No descarto que el ex presidente quiera tener su propio 17 de Octubre y traiga toda la gente posible para manifestar en la Capital.”
- Nicolás Casullo, Filósofo: “Lo que pasaría si Menem se baja tiene que ver con cómo ponen el acelerador sobre las patologías de nuestra sociedad, además de la irresponsabilidad y cobardía de Menem. Pienso entonces, menos drama, menos borde del abismo, menos periodismo movilero que hace de su rutina el termómetro de nuestro precario coeficiente mental diario. Lugares comunes, frases hechas: pérdida de legitimidad, apenas el 22%, recuerdo de Illia. La escena esperpéntica semanal. Menem supo siempre cómo ser nuestro más cabal representante en estas ecuaciones massmediáticas. Para el otro candidato, Kirchner, esto tendría que ser una mayor cuota de legitimidad, si pensamos en la degradación institucional, política y ética que puede cometer Menem. Quiero decir, si esta decisión de ‘bajarse’ estaba contenida en la moral de una de las opciones del ballottage, la sociedad tendría que sentir su huida como purificadora de la política, al ahorrarnos tan rápidamente su futuro fraudulento en cualquier cosa todavía peor. Y no vivirlo al revés, como repiquetean los informadores. Pero todo esto sería, tendría que ser, si no estuviésemos tan confundidos cuando enfrentamos teoremas pesados. Lo que se necesita ahora es una política y un periodismo muy lúcido, maduro, que sepa situar el significado de cómo, no de la mejor manera institucional, la mayor parte de los argentinos vomitaron al Menem tragado.”
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