Este año no habrá ni primarias porteñas ni boleta única. La reforma política que impulsa la gestión PRO no logró pasar el tamiz de la Legislatura el año pasado. Según señalan en el Ministerio de Gobierno, que conduce Emilio Monzó, se la tragó el debate por el subte, el presupuesto y las leyes inmobiliarias que el macrismo consiguió aprobar con los votos del kirchnerismo. Sin embargo, en marzo el PRO podría volver a la carga con un código electoral y una ley de financiamiento de los partidos. Si se aprueban, la reforma política regirá desde 2015 y el voto electrónico, recién desde 2017.

La iniciativa del PRO fue presentada en julio del año pasado. Incluía unas boletas enormes (una hoja A3), la prohibición de las colectoras y la posibilidad de que el jefe de Gobierno pudiera elegir a su compañero o compañera de fórmula. Cuando entró en la Legislatura, los proyectos se trataron en las comisiones de Asuntos Constitucionales y Descentralización. Monzó fue dos veces. Sus funcionarios, otras tantas.

Pero los dos proyectos –las PASO porteñas y la boleta única– no tuvieron suerte el año pasado.

Luego de arduas discusiones, los asesores de opositores y macristas comenzaron a elaborar un código electoral entero, que incluye estos dos proyectos. También se sumó al debate una ley de financiamiento de partidos políticos. Las dos quedaron para este año. En las discusiones empezaron a avanzar sobre la idea de ir directo al voto electrónico, sin pasar por una boleta única en papel como pretendía el PRO. Uno de los sistemas que se evaluaron fue el aplicado en Salta, que tiene una boleta con un chip que registra el voto, pero –a su vez– se imprime en la misma boleta. Es decir que queda un registro escrito que posibilita, en caso de duda, un escrutinio definitivo como los actuales.

El proyecto de código electoral, tal y como está redactado actualmente, deja claro que nada se aplicará en estas elecciones. Hay un artículo que dice que, de aprobarse la ley, rige el 1º de enero de 2015. Y el voto electrónico el 1º de enero de 2017.