Lun 08.04.2013

EL PAíS • SUBNOTA  › ENTREVISTA A LEóN GIECO ANTES DEL RECITAL

“Hay que hacer algo”

“Tengo conciencia de cómo sufre la gente. Ver por televisión lo que le pasa te da mucha impotencia”, señala el músico. Cuando era chico sufrió dos grandes inundaciones en su pueblo.

› Por Facundo Gari

Detrás del escenario que da a la calle Mitre van y vienen artistas, técnicos, funcionarios y curiosos, muchos a la espera de obtener declaraciones de León Gieco. La urgencia es el signo imperante en la antesala de estos eventos: hay que seguir el cronograma, los organizadores uno y los cronistas otro, el de los “cierres” de sus medios. La pausa necesaria para la reflexión la mete el propio cantautor santafesino, que esquiva a la concurrencia del espacio cercado para la producción del festival sobre la plaza Alsina e invita a Página/12 a tomar asiento por unos minutos en su combi.

–¿Qué reflexiones le provocó lo ocurrido en el marco del último temporal en la Ciudad de Buenos Aires y en La Plata?

–La tragedia es producto de cuestiones climáticas y de fallas políticas. Los músicos siempre estamos dispuestos para cualquier evento de esta clase. No bien asumió Néstor Kirchner, tocamos con Fito en Plaza de Mayo por los inundados de Santa Fe. Desde el balcón de Perón, un montón de chicos inundados miraron el concierto. Ya lo habíamos hecho en Obras, para juntar agua y leche. Tengo responsabilidad con las canciones y con la participación. Una cosa completa la otra. Hago canción social, me moviliza lo que vive la gente. Cada persona que conozco es una pequeña película que se convierte en canción. Pero eso no me alcanza.

–Usted es de Cañada Rosquín, un pueblo de Santa Fe. ¿Alguna vez sufrió inundaciones?

–Dos muy grandes. Soy de una familia campesina muy pobre y el agua entró un metro dentro de la casa y nos calcinó todo. Tengo conciencia de cómo sufre la gente. Ver por televisión lo que le pasa te da mucha impotencia. Hay que hacer algo. Me dan ganas de salir y estar con ellos, pero a veces es difícil encontrarlos o raro, porque uno es conocido. Me encantó cuando Sean Penn estuvo en las inundaciones de su país. Me coparía trabajar con los bomberos, además de componer mis canciones. Poner el cuerpo y ayudar a la gente. Sucede que estas cosas te agarran de sorpresa y no sabés adónde ir: este concierto estaba armado para antes de lo que pasó. Iba a ser de Claudio Gabis y el resto estábamos convocados. Pero debido a la inundación tuvimos una reunión con el intendente y le dije: “¿Por qué no hacemos un trabajo solidario para los inundados?”.

–En estos días la televisión destacó la solidaridad de los argentinos...

–Hay mucha. Llevé agua y leche a una fundación en la calle Carranza. Era increíble la cantidad de camiones que había con mercadería. La gente es solidaria. Pero es raro: lo es en este aspecto y después te tira una botella por la cabeza por el auto. El argentino es medio histérico. Me llamó la atención escuchar a la Presidenta pidiendo que las cosas lleguen, porque también tenemos experiencias desde la época de los militares. En el ’82, cuando hicimos el concierto para Malvinas, aparecieron cajas de chocolates con cartas a los soldados vendiéndose en los quioscos de Rosario. Tenemos que ser un poco psicólogos para entendernos. Hay quienes se desesperan por ser solidarios, hay otros que lo hacen siempre, hay otros que roban las donaciones.

–Sus recitales suelen ser muy emotivos. ¿A usted qué canción lo sensibiliza más en este momento?

–“El desembarco”, porque he visto crecer la lucha de las Madres. Fui uno de los primeros artistas en mencionarlas en el ’80. Recuerdo la reacción de la gente cuando les dedicaba a las Madres “Sólo le pido a Dios”. El público no sabía dónde meterse. En ese momento eran “las viejas locas”. Ya en el ‘85, la gente se paraba a aplaudirlas. Esa lucha es increíble. “El desembarco” es del último disco y está dedicado a ellas, a su resiliencia. Habla de transformar lo negativo en positivo, como lo hacen las Madres, las Abuelas y los padres de Conduciendo a Conciencia. Y hace referencia a cosas que todavía tenemos que conseguir: ya es normal ver chicos buscando comida en la basura. Mientras pase eso todo es hipócrita. Las inundaciones también nos hablan de la postergación, que acá siempre hubo, como con las corrientes indigenistas. Las zonas más postergadas están jodidas por la tormenta, pero ya lo estaban por la ropa, la comida y la luz.

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