EL PAíS
• SUBNOTA › HIPOTECARIOS, VIA PARA ATRAER A LA CLASE MEDIA
Ahora, viene el desafío de calificar
› Por Cledis Candelaresi
La propuesta de créditos hipotecarios será bienvenida por aquellos potenciales compradores cuyos ahorros, por modestos, no le permiten acceder a una vivienda sin asistencia financiera. La clave es cuántos de esos candidatos podrán calificar para aceptar el convite que ayer hizo Felisa Miceli. El riesgo, que la funcionaria resulte tan desairada como Roberto Felleti, del Ciudad, quien ayer debió flexibilizar las condiciones de sus línea hipotecaria para conseguir tomadores.
Hasta ahora, la construcción o refacción de viviendas estuvo movilizada por el dinero de los sectores de altos ingresos, que repatrió ahorros o consiguió liberar sus dólares del corralito. Los anunciados créditos de ayer apuntan a la franja media, esa que está paralizada y en el último año y medio prácticamente no desembolsó ni un centavo en el rubro.
El valor máximo estimado para una vivienda nueva a comprar con los nuevos préstamos es de 75 mil pesos, de los cuales el banco estatal presta hasta 60 mil. Es una opción tentadora, por ejemplo, para quien tenga en caja de seguridad, en el placard o en la mano de un pariente generoso 10 o, a lo sumo, 15 mil dólares disponibles y aspire a un departamento de dos ambientes sin ningún lujo. La cuestión es que la cuota a pagar no supere el 30 por ciento del ingreso familiar, límite considerado “razonable” como garantía de que el tomador podrá honrar su compromiso.
“Como principio para movilizar el sector, es interesante –se entusiasma Munir Madcur–. El problema es que hay un desalineo entre los salarios estancados y el precio de la construcción, que creció un 50 por ciento.” El constructor apuntó a lo que parece ser el corazón del problema: salvo excepciones, los sueldos permanecieron iguales a la época del 1 a 1, pero el costo en pesos de edificar o el precio de una unidad terminada dio un salto importante desde entonces.
Desde la óptica empresaria, la propuesta del Nación es buena pero modesta. “Una gota en el océano”, graficaba ayer un ejecutivo de Techint, al mensurar el impacto que la línea puede tener en las empresas del rubro, en particular las orientadas a grandes obras.
El mismo directivo apunta a otro obstáculo para que la nueva línea realmente movilice al sector, uno de los más deprimidos por la recesión. Los costos de la construcción no terminaron de estabilizarse y todos los proveedores ya prevén nuevos incrementos. Esta variación de costos, que hace muy difícil calcular el precio definitivo de una unidad, traba el compromiso de vender una propiedad nueva, en particular cuando hay que construirla, ya que su valor definitivo hoy es una incógnita.
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