EL PAíS • SUBNOTA › EL PANORAMA EN LA PROVINCIA DE BUENOS AIRES
› Por Raúl Kollmann
Hugo Haime sostiene que “continúa liderando Massa. Insaurralde se ha hecho más conocido. El interrogante es el nivel de diferencia final entre ambos. Dependerá tanto del nivel de polarización final como de la capacidad para traccionar votos de la Presidenta y el gobernador Scioli. Hay claramente dos conceptos en pugna: el de los que piensan que a Insaurralde le alcanzará porque es el candidato del Gobierno y el diagnóstico de los que piensan que los liderazgos no pueden transmitir todos los votos. Queda una semana para ver quién tiene razón”.
“Yo diría que el día de la elección, probablemente, no habrá demasiadas diferencias entre Massa e Insaurralde –sostiene Luis Costa, de Ipsos-Mora y Araujo–. Hace un tiempo a Massa le iba bien en todos los segmentos de la sociedad bonaerense. Ahora, su voto está más concentrado en sectores anti K y eso le ha ido quitando peso. Para mí, el final es muy abierto.”
Para Artemio López de Equis Consultores, “en Buenos Aires la situación es de empate técnico con diferencias por debajo del margen de error en las encuestas entre el FpV y el Frente Renovador, de Massa, con el agregado de que el método de selección habitualmente utilizado sesga la muestra hacia los segmentos medios y altos, favorables al FR, poseedores de teléfono fijo en su hogar. El tercer puesto bonaerense está ocupado por la fórmula Stolbizer-Alfonsín, relegando al cuarto lugar a Francisco de Narváez”.
Ricardo Rouvier “considera que si bien Massa ha venido liderando la intención de voto durante gran parte de julio, el avance de la lista del FpV abre dudas respecto a un final que aún no está cerrado. El predominio del intendente de Tigre en el interior provincial se compensa con la situación en las secciones electorales más populosas: primera y tercera, en que la paridad es voto a voto, con leve ventaja de Insaurralde en algunos partidos del GBA”.
Enrique Zuleta Puceiro marca una distancia de dos puntos entre Massa e Insaurralde: 31,4 a 29,2 por ciento. Para él, “Buenos Aires es el gran escenario del cambio. Se enfrentan allí las dos principales figuras de alternativa al ciclo que termina: Daniel Scioli –que no
escandidato– y Sergio Massa –quien decidió serlo ante la oportunidad que ofrecía la perspectiva cierta de una polarización anti Gobierno–. A la fecha, las diferencias se han reducido al mínimo, aunque una previsible polarización puede variar este pronóstico sobre la hora misma de los comicios. En el espacio opositor, Margarita Stolbizer amplía también sus ventajas sobre Francisco de Narváez, en la medida en que representa un segmento de votantes claramente antioficialista”.
Ignacio Ramírez, de Ibarómetro, sostiene que durante las últimas dos semanas las encuestas revelaron el crecimiento del voto kirchnerista, impulsado por la combinación de una creciente identificación del candidato Martín Insaurralde y de un desplazamiento en el posicionamiento político percibido de Sergio Massa. Tales tendencias exigieron un cambio de estrategia en la campaña del intendente de Tigre, cuya apuesta inicial parecía ser la de transitar estas semanas sin definiciones políticas contundentes, habilitando el acompañamiento electoral de votantes con miradas muy distintas sobre la política nacional. El caso es que el escenario electoral comenzó a corresponderse con el escenario político subyacente, estructurado en función del contraste o rivalidad entre kirchnerismo y oposición. De las tendencias electorales consignadas puede deducirse el fracaso del intento de inaugurar una tercera ruta discursiva que disuelva la contradicción principal de la política argentina. Lo cual no anula la competitividad electoral de Massa, pero la reconfigura sobre otros pilares.
“A esta altura –agrega Ramírez– a Massa le resultará muy difícil detener la hemorragia de voto kirchnerista, de allí el viraje publicitario desplegado la última semana, acentuando posiciones más opositoras. El caso es que aún conserva entre sus votantes una cuota de electores con una mirada favorable hacia el gobierno nacional poco compatible con el discurso que el Frente Renovador ha consolidado. Habrá que esperar para saber si compensará la sangría incorporando votos abiertamente opositores que antes no se arrimaban hacia el intendente del Tigre. En este delicado equilibrio residen sus perspectivas electorales. La ambigüedad de su posicionamiento político, que había sido deliberadamente decidida como su principal activo, ha devenido en debilidad.”
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