Mié 25.09.2013

EL PAíS • SUBNOTA  › OPINIóN

La compasión y los costos

› Por Martín Granovsky

Aunque no sea la primera vez que manifiesta cercanía con el Papa, la Presidenta aprovechó ayer el auditorio global de las Naciones Unidas para mostrarse en línea con Francisco. Lo dijo en relación con Siria, una cuestión que mostró al Papa tan activo como con la desgracia de los emigrantes africanos a Europa, y cuando en su discurso rescató la idea de compasión.

Francisco habló en realidad de “misericordia” en su reciente entrevista con la revista jesuita La Civiltà Cattolica. Su fórmula, que se aplica por ejemplo a las mujeres que abortan o a los homosexuales, es “acompañar en la misericordia”. Al hablar de los confesores, el Papa dijo que no es misericordioso el confesor rigorista ni el demasiado laxo. “Ninguno se hace cargo de la persona”, uno porque se lava las manos dando una orden y otro porque se lava las manos diciendo simplemente que no hay pecado.

La crisis en Siria es el gran tema de la Asamblea General que se inició ayer. Al comienzo del día, el presidente norteamericano Barack Obama había pedido el compromiso del Consejo de Seguridad, una forma de aludir a un compromiso ruso con un eventual castigo si el régimen sirio no destruye las armas químicas.

Sobre Siria, Cristina refutó la tesis estadounidense en el sentido de que la crisis haya comenzado el día del descubrimiento del uso de armas químicas, cuando “150 mil personas murieron por armas convencionales”.

En un capítulo que terminaría englobando como “doble standard”, o doble patrón de medida, y también “hipocresía”, la Presidenta contrapuso el relato sobre las armas químicas como gran novedad al holocausto nuclear de Hiroshima y Nagasaki y el uso de napalm o fósforo en la guerra de Vietnam. La Argentina ratificó que no fabricará armas químicas justamente durante el primer mandato de la Presidenta. En abril de 2009 quedó oficializado el acuerdo entre la Argentina y la Organización para la Prohibición de las Armas Químicas. Israel y Myanmar firmaron, pero no ratificaron. Y hay cinco que ni firmaron: Sudán, Angola, Egipto, República Arabe Siria y República Democrática de Corea.

“La Argentina y los Estados Unidos son los únicos dos países del continente que sufrieron atentados terroristas”, buscó empatía Cristina Fernández de Kirchner en un mensaje crítico hacia los Estados Unidos. Tras señalar que el gobierno argentino “condena todo tipo de terrorismo”, recordó que en la Argentina las víctimas de los atentados de 1992 y 1994 no fueron soldados ni gente que había elegido ir a una guerra sino personas “que subían a un ómnibus o iban a un bar o a su trabajo”.

La cuestión iraní le sirvió a la Presidenta como un contrapunto. Dijo notar la existencia de “cierta expectativa” en los discursos de las grandes potencias ante la asunción del nuevo presidente Hassan Rohani. A diferencia de su antecesor, Mahmud Ahmadinejad, que negaba la existencia del Holocausto, Rohani eligió ayer en su entrevista con la cadena CNN el camino de un negacionismo light. Por un lado, afirmó que los crímenes nazis fueron “censurables”. Por otro lado, dijo que la escala de esos crímenes debía ser establecida por los historiadores. Como si no hubiera historiografía suficiente al respecto.

Con Irán, la Argentina tiene, en palabras de Cristina, “una diferencia” originada en la necesidad de cooperación iraní para el esclarecimiento de los hechos, porque hay “cinco acusados iraníes”.

Recordó que los fondos buitre usaron el fantasma de Irán. No era, dijo, un acuerdo para atacar a Occidente o “convertirnos al Islam” sino para “un debido proceso”. El acuerdo fue aprobado hace nueve meses en la Argentina e Irán no hizo nada. “Esperamos que nos digan cuándo se va a aprobar el acuerdo y cuándo se conformará la comisión y cuándo el juez argentino podrá ir a Teherán”, dijo.

“Queremos respuestas”, afirmó la Presidenta. Según ella, “somos cumplidores seriales del derecho internacional y víctimas seriales de las calificadoras de riesgo y los fondos buitre”. Lo mencionó antes de recordar que en 2010 se reabrió el canje de la deuda y entró el 93 por ciento, más del 66 por ciento usual en una quiebra doméstica. “En los Estados Unidos hasta pueden quebrar las municipalidades y un juez puede establecer que la cifra puede ser menor al 66 por ciento”, dijo en alusión a Detroit. Y agradeció a Francia y a la ex número dos del FMI Anne Krueger. La economista conservadora había dicho a la Corte de Apelaciones de Nueva York que un fallo en favor de los buitres “afectará a las naciones deudoras, a los acreedores, a los Estados Unidos y a la economía internacional en su totalidad”.

La Presidenta dijo que los líderes “no deben enojarse ni equivocarse” porque el costo es en vidas cuando se trata de guerra y también se paga en vidas cuando se trata de la economía.

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