EL PAíS • SUBNOTA › EL KIRCHNERISMO MANTUVO SU FUERZA EN LA CáMARA ALTA
El FpV logró superar las derrotas en territorio porteño y neuquino para revertir la ecuación en Salta y Santiago del Estero y emparejar los tantos en Tierra del Fuego. Mantuvo su condición de primera minoría y un ajustado quórum propio.
› Por Miguel Jorquera
La disputa por mantener las bancas propias de senadores que se ponían en juego en ocho provincias parecía una tarea sumamente difícil para el kirchnerismo, que finalmente logró superar el escollo con más holgura que la que todos, incluso los propios, pronosticaban. El FpV logró superar las derrotas en territorio porteño y neuquino para revertir la ecuación en Salta y Santiago del Estero y emparejar los tantos en Tierra del Fuego para mantener su condición de primera minoría en el Senado y un ajustadísimo quórum propio (37 senadores), que podría ampliar con otros aliados circunstanciales que mantiene en la Cámara alta.
Neuquén y la ciudad de Buenos Aires se presentaron como las dos partidas más difíciles para el oficialismo. En Neuquén ponía en juego dos bancas propias y la del aliado Movimiento Popular Neuquino (MPN). En la Ciudad, la de Daniel Filmus y el aliado Samuel Cabanchik. Pero el petrolero Guillermo Pereyra, enrolado con la GCT moyanista y enfrentado a los gobiernos nacional y provincial, se impuso en las PASO del hasta entonces aliado MPN y ratificó ayer su condición de primera minoría alzándose con las bancas de senadores. En tanto, el FpV alcanzó el escaño por la minoría, que le pretendía disputar el panradical Compromiso Cívico Neuquino, que finalmente quedó lejos de ese objetivo.
En la Ciudad, las tres bancas de senadores quedaron en manos de la oposición parlamentaria. El PRO triunfó en su bastión y consagró senadores a Gabriela Michetti y Diego Santilli. Fernando “Pino” Solanas, de Unen, logró su objetivo de llegar a la Cámara alta en una dura puja con el kirchnerista Daniel Filmus, que no pudo conservar la propia a pesar de su buena elección.
El oficialismo pudo revertir la situación en Santiago del Estero. Allí el aliado Frente Cívico consiguió las dos bancas por la mayoría, que estaban en manos de la UCR, y con otro candidato muleto, alineado también con el gobernador Gerardo Zamora, consiguió la tercera banca por la minoría y relegó a la UCR al tercer lugar, que se quedó sin nada. Salta fue el otro distrito que le permitió al kirchnerismo emparejar la disputa nacional por el Senado: el FpV obtuvo las dos bancas por la mayoría que eran del PJ disidente, que sin embargo se quedó con el escaño por la minoría.
También aportaron su cuota otros territorios en los que el kirchnerismo se impuso con comodidad. Uno de ellos fue Río Negro, que con el jefe de la bancada K en la Cámara alta, Miguel Angel Pichetto, a la cabeza de la boleta logró un triunfo aplastante que le permitió mantener sus dos bancas. Mientras que el Frente Progresista le arrebató la restante al ex gobernador radical Miguel Saiz y dejó sin nada al radicalismo rionegrino que gobernó la provincia desde el ’83 hasta 2011.
El gobernador entrerriano, Sergio Urribarri, hizo lo suyo: el cómodo triunfo en su provincia le permitió mantener las dos bancas propias en el Senado nacional. La sorpresa la dio la alianza entre el PRO y el PJ disidente que encabeza el ex gobernador Jorge Busti, que logró mantener y ampliar el segundo lugar que habían logrado en las PASO y aseguraron un asiento en la Cámara alta para el productor agropecuario Alfredo De Angeli, que encabezó en 2008 las protestas de las patronales del campo en la provincia durante la disputa con el Gobierno por la resolución 125. Esta situación dejó al radicalismo entrerriano fuera del Senado.
El FpV chaqueño, que conduce el gobernador Jorge Capitanich, también ganó con comodidad en su territorio y retuvo las dos bancas de senadores para el oficialismo, mientras que la UCR conservó la propia.
Otra batalla disputó el kirchnerismo fueguino. En Tierra del Fuego, el oficialismo ponía en juego las tres bancas de senadores que hasta ahora estaban en manos de sus aliados: dos enrolados con Nuevo Encuentro y Mario Colazo, de Unidad Federalista. Con su triunfo, el FpV obtuvo las dos bancas por la mayoría y así mitigó la pérdida, que finalmente se redujo a una sola banca que pasó a manos del opositor Movimiento Popular Fueguino.
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