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Eduardo Duhalde, en San Vicente, espera a los dos antagonistas
› Por Martín Piqué
Cada vez que Néstor Kirchner pisó la quinta “17 de Octubre” en San Vicente fue por un compromiso importante. Se mostró allí para anunciar su alianza con Eduardo Duhalde, y volvió en abril para el último acto del PJ bonaerense antes de las presidenciales, cuando Duhalde ordenó a su tropa que se disciplinara detrás del santacruceño. La visita de hoy estaba programada desde hace quince días, y nada hacía prever que se convertiría en algo más trascendente que un simple acto de campaña. Pero el choque con Daniel Scioli cambió todo. Tanto, que la cuestión más urgente pasó a ser la foto de Duhalde con el Presidente y la incógnita del día, a su vez, fue si el motonauta asistiría o no al encuentro de hoy. “Si va Scioli, Kirchner no va”, advertía anoche, en la Rosada, un ministro que daba por descontado que en esa pulseada el perdedor, por anticipado, era Scioli.
En la quinta se homenajeará a Eva Perón, al cumplirse un nuevo aniversario de su renunciamiento a la vicepresidencia. Convocados por ese tema, los intendentes, legisladores y diputados nacionales por la provincia de Buenos Aires se acercarán a la quinta que perteneciera a Juan Perón, y que ahora administra el municipio de San Vicente, gobernado por Brígida Malacrida, esposa del ex secretario Legal y Técnico de Duhalde, Antonio Arcuri. El encuentro formaba parte de la agenda de campaña del gobernador –y candidato– Felipe Solá, quien encargó la organización a su jefe de Gabinete, Florencio Randazzo. Antes de los discursos, algunos candidatos se sacarán fotos y grabarán un spot con el Presidente.
Según los organizadores, en el acto hablarán el intendente de Lanús y titular del PJ bonaerense Manolo Quindimil, luego hablará Duhalde, en su condición de “conductor político” del partido, y seguirá Solá como candidato a gobernador. La jornada terminará con el discurso de cierre, a cargo de Kirchner. Hasta anoche, había cierta incógnita sobre si al lado del Presidente estaría Scioli, lo que habría sido interpretado como un gesto de apaciguamiento entre los dos. Pero más allá de los deseos de muchos estandartes del duhaldismo, el Gobierno hizo saber que si el vice aparecía por San Vicente Kirchner se quedaría en la Rosada.
Eso terminó con las dudas del propio Solá, quien a las cinco de la tarde, cuando regresaba de encabezar un acto con el Presidente en Jáuregui, le dijo a un intendente por teléfono: “Me parece que va a venir Scioli”. Inquieto, el jefe comunal le contó lo que percibía entre varios intendentes del Conurbano: “No sé si es conveniente que venga. Yo hablé con mucha gente y todos están muy calientes con Daniel”, advirtió. Esa conversación transparentó el intento de algunos miembros del duhaldismo, que habían tratado de reunir a los dos recientes adversarios. Pero el esfuerzo no tuvo resultados. Unas horas después, en el entorno íntimo de Scioli, confirmaban a Página/12 que “la invitación a San Vicente nunca estuvo en la agenda”.
Donde no se observaron tantas dudas fue en el entorno del propio Duhalde. “Scioli tiene otra actividad”, argumentó a este diario uno de sus voceros, para explicar por qué no iría el vice al encuentro de San Vicente. Los allegados a Duhalde también ponían en duda que el ex presidente fuera a hablar hoy, como informaban los organizadores del acto en la quinta “17 de octubre”. Lo que no negaban era que “el Negro” (como le dicen a Duhalde) estaría presente en el predio que perteneciera a Perón. Las marchas y contramarchas revelaban también algunos roces en la organización del evento, que había sido impulsado por Duhalde y luego quedó a cargo de Randazzo y la gobernación bonaerense.
Mientras los bonaerenses se preparaban para el acto, Duhalde se recluyó en uno de sus pasatiempos preferidos: el tenis. El miércoles a la tarde, jugó con su amigo Baldomero “Cacho” Alvarez en el predio del San Juan Tennis Club, en San Juan y Perú, un lugar que suele frecuentar cuando regresa de sus oficinas porteñas. “Que se encierren en una pieza y sepongan de acuerdo”, dijo Duhalde entre saque y volea, en referencia a los dos contrincantes que conoce tan bien. No parece haberlo conseguido.
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