El almuerzo que hoy compartirán los presidentes de México, Vicente Fox Quesada, y de la Argentina, Néstor Kirchner, es otro arrumaco en la historia de este nuevo amor nacido a la luz de la batalla por el acuerdo FMI-Buenos Aires, al que el mexicano no sólo apostó sino en el que utilizó su influencia para que llegue a buen puerto.
Kirchner y Fox comerán y comenzarán a definir algo que las diplomacias de ambos países vienen conversando en instancia inferiores, esto es, la firma de un Tratado de Libre Comercio (TLC) mexicano-argentino. “México nos ayudó mucho; además, nos compensa a Brasil”, suele decir por estos días Kirchner. El mandatario azteca hizo un encendido discurso a favor del acuerdo entre el Fondo y la Argentina en el seno de las negociaciones sobre libre comercio realizadas la semana pasada en Cancún, cuando Buenos Aires trajinaba contrarreloj, para evitar el default, un entendimiento con la misión enviada desde Washington.
La reunión de la jornada tendrá por objetivo tender el manto político bajo el cual los funcionarios de ambos gobiernos deberán trabajar para construir este TLC. La idea de Kirchner es tenerlo listo para firmarlo en el DF mexicano cuando lo visite, posiblemente la segunda quincena de octubre.