Por C. R.

Como un boxeador al borde del knock out, Alfredo Keegan, o mejor dicho, José Manuel de la Sota, inventor y manager de la criatura, esperan un milagro: que el forzado apoyo recibido esta última semana de Néstor Kirchner a la campaña del candidato de Unión por Córdoba haga cambiar de opinión a los cordobeses e impida que este domingo Luis Juez, del Partido Nuevo y primero lejos en todas las encuestas, sea quien suceda a Germán Kammerath en el Palacio 6 de Julio en las elecciones a intendente, concejales, legisladores provinciales y nacionales que se realizarán en la provincia mediterránea.
Según la mayoría de las encuestadoras, el ex fiscal anticorrupción de De la Sota le estaría sacando a Keegan –el resto de los candidatos aparecen muy atrás– una ventaja de más de 20 puntos en intención de voto (52 por ciento a 27 por ciento), que ni las fotos ni los avisos publicitarios ni los ministros que aterrizarán estos días en Córdoba podrían revertir.
Aunque por lo bajo el gobernador De la Sota haya reconocido la derrota para la intendencia cordobesa, la principal preocupación ahora es retener la mayoría absoluta en la Legislatura Unicameral (y si puede los dos tercios de la misma) lo que le permitiría consolidar el proyecto hegemónico que empezó a saborear cuando el radicalismo terminó por enterrarse junto a Ramón Mestre, y que se truncaría con una buena elección de Juez.
En el marco de esta disputa feroz que caracterizó una de las campañas electorales más sucias y malintencionadas que se recuerden en la historia cordobesa, acaba de ser elevada a juicio una causa penal contra Luis Juez, por una supuesta anormalidad cometida por éste cuando trabajaba en la Dirección de Vialidad.
Conocedor como pocos de las triquiñuelas electorales, De la Sota ha tratado de embarrar la cancha lo más que pudo, hasta inventando otro candidato con el apellido Juez, pero los sondeos de opinión muestran que “el carisma y la ‘química’ entablada entre el Juez ‘auténtico’ y el pueblo de Córdoba soporta cualquier embate de la vieja política”.
Lejos de cualquier disputa por el poder real, el tercer lugar en las encuestas es para el radicalismo, aunque dividido en dos fuerzas políticas: Luis Molinari Romero, de la UCR, se ubica tercero en la intención de voto con un porcentaje de entre 6 y 7 por ciento, seguido por Juan Carlos Rabat, un radical exiliado que cerró filas con el inefable Ricardo López Murphy.
En el quinto lugar aparece la candidata por el Partido Socialista, la actual concejal Laura Sesma, que según algunos encuestadores puede llegar a tener una muy buena performance en estos comicios, con un porcentaje que rondaría el 3 por ciento, seguida en último lugar de los que tienen posibilidades de sacar algún cargo, por el candidato de Izquierda Unida, José Bollo.