La semana que corre no será recordada como de las mejores por Raúl Juan Pedro Moneta: el Banco Central ha decidido presentarse en la causa que lo investiga por la caída de los bancos Mendoza y República y se tramita en el juzgado federal de Rodolfo Canicoba Corral. Esa determinación ha puesto al rojo vivo las tensiones que, a la sordina, se viven en el gigantesco edificio de Reconquista 266. Según trascendió, esta semana el vicepresidente del BCRA, Ricardo Branda, hombre del menemismo y del CEMA, invitó a salir a la calle al gerente de jurídicos Marcos Moiseff para “cagarlo a trompadas”. La ofuscación de Branda expresaba la virulencia de su oposición a la posibilidad de que el banco se convirtiera en querellante de Moneta por los perjuicios patrimoniales sufridos. A la violenta reacción de Branda asistían, azorados, Martín Lanfranco, asesor del Presidente del BCRA Alfonso Prat Gay, el síndico titular, Marcelo Griffi, el síndico suplente Guillermo Lamberti y el director Alejandro Magliano. De acuerdo con las versiones, poco antes Branda le habría insinuado a Moisseff que “el cementerio está lleno de aspirantes a héroes”, a lo que el gerente respondió: “También está lleno de aspirantes a compadritos”. Lo cierto es que, con o sin trompadas, el BCRA se ha decidido a actuar. También es verdad que Moisseff no está solo: a Miguel Parejas, gerente de Liquidaciones de Entidades Financieras, Branda le habría hecho un ofrecimiento similar, aunque por un motivo distinto: “Al que se mete con el BIBA (el ex banco de los Bulgheroni) lo cago a trompadas”.