Dom 05.07.2015

EL PAíS • SUBNOTA

¿Quién es este hombre?

› Por Horacio Verbitsky

–¿De dónde viene, cuál es su origen? –Nací en Villa Nueva, Córdoba. Es un pequeño pueblo que está al lado de Villa María. Tuve una infancia y una adolescencia de pobre, pero muy feliz. Mi papá era albañil y mozo. En la década de 1950 había sido directivo de la Uocra de Villa María y en los ’60 además era delegado de los gastronómicos en Villa Nueva. Era uno de los siete mozos del pueblo y en una tabla como la que usan para el conteo en el juego de bochas anotaba quiénes trabajaban en los bailes de fin de semana.

–¿Y su mamá?

–Tuvo que dejar la escuela en sexto grado, teniendo mucha capacidad para ser maestra o enfermera. Pero su padre decidió que sólo estudiara el hijo varón y las mujeres fueran a trabajar a alguna casa de familia. Esa fue una frustración que expresó después, de grande.

–¿Cuál es el apellido de su mamá?

–Pérez. Mi abuela llegó a los 16 años de Galicia y se casó con el arriero criollo Eulogio Pérez.

–¿Y su padre qué estudió?

–Tampoco pasó de la primaria. Y además era cantor de boliches, con su hermano que lo acompañaba en la guitarra.

–¿Heredó algo de eso?

–De todo un poco, pero todo mal. Mi vieja quedó viuda a los 47 años, con cuatro hijos. Yo soy el tercero de los varones. Los dos mayores ya murieron: Coco, que era tornero, y Miguel, que tenía trabajo en ese momento, le daba el sueldo a mi madre y también me ayudaba a mí. Mi madre salía a trabajar en casas de familia y lavaba ropa en casa, para que no nos faltara nada.

–¿Es el primer universitario de su familia?

–Si, y el único en esa generación. Fui el primer abogado que se instaló en Villa Nueva, y ejercí durante cuatro años en los tribunales civiles y penales de Villa María.

–¿Y la política?

–Comencé militando por solidaridad con la gente que menos tiene, en la iglesia del pueblo, con el cura Francisco, siguiendo a los curas tercermundistas. Hice mi paso por la izquierda, terminé en la cárcel, sobreviví...

–¿En qué denominación de la izquierda?

–Vanguardia Comunista, un sector que ya no existe, que se tildaba de maoísta.

–¿En el maoísmo estaba Beatriz Sarlo también?

–No sé. Leí que dicen que yo debía ser un militante de muy bajo nivel, porque no me conocía nadie. Es cierto. Sólo llegué a militar en la agrupación universitaria...

–¿La Tupac?

–Sí.

–¿Cuándo lo detuvieron?

–El 22 de julio de 1975, en el centro de Córdoba. Me quisieron detener en un bar, me resistí y salí a la calle para que no fuera un secuestro. Sólo en eso tuve éxito. Eran días muy duros en Córdoba, pero a la larga creo que eso me salvó la vida porque fui reconocido y puesto a disposición del Poder Ejecutivo, hasta abril del’78. Estuve en la cárcel de Encausados, en la UP1 cuando fue el fusilamiento de los 31 rehenes y en La Plata, hasta que me soltaron y volví a Villa Nueva. Me recibí de abogado y participé en la reorganización del peronismo.

–¿Y en la Tupac, qué había hecho?

–Hicimos una alianza con la Juventud Universitaria Peronista, la JUP. Conformamos la lista Azul y Blanca y terminé como Secretario de Deportes del Centro de Estudiantes de la Facultad de Derecho, que perdimos frente a la Franja Morada.

–¿Por qué se fue a Santa Cruz?

–En la elección del ’83 perdimos con los radicales y eso me frustró mucho. Cuando tuve la oferta de un cargo importante en la Fiscalía de Estado de Santa Cruz me fui, con mi pequeña hija y con mi esposa, que luego falleció.

–Maoísta pero aliado con la JP. Es decir que no fue Néstor el que le mostró la luz.

–Hay un hermoso discurso de Néstor filmado en 1982 en el que alguien ha creído verme. Pero no. En el ’82 yo estaba con el hijo de un viejo caudillo peronista, el Chiquín Moreno, rearmando el peronismo en Villa Nueva. Eramos presidente y vice del Festival del Vino y la Amistad, que era una forma de poner en valor la actividad social y política. En ese mismo año llevamos al salón de Luz y Fuerza de Villa María a Angel Federico Robledo y me afilié al peronismo. En el ’84 fui a Santa Cruz y mi primera reunión política fue a la semana de llegar, hace ya 31 años, en el Ateneo Juan Domingo Perón, donde conocí a Néstor y quedé convencido de que era un dirigente que se iba a destacar en la política nacional.

–Allí les tomaron las fotos que van a ilustrar esta entrevista...

(Risas) –Tengo un quillango que era de mi suegra, pero no es el que aparece en la foto, que está muy buena.

Nota madre

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