A última hora de ayer se anunció el allanamiento de una vivienda en Ciudad Oculta en Villa Lugano. El dato buscaba mitigar la decepción por la liberación de Marcelo Mallo y se mencionó que en el procedimiento fue detenida una mujer que le habría dado cobertura a los tres prófugos. Además, se le encontraron 300 dosis de paco. Los datos resultaron incongruentes por varias razones. Parece poco probable que los tres se hayan arriesgado a cruzar hacia la Capital Federal. Menos todavía que se alojaran en una vivienda donde se vende paco, en un barrio humilde y abigarrado, territorio ideal para buchones que le informarían de inmediato a algún hombre de uniforme. Lo cierto es que si fuera verdad la información, la policía allanó el lugar cuando ya se habían ido. Como viene sosteniendo este diario, la lógica indica que tarde o temprano los prófugos serán recapturados porque difícilmente se impongan a centenares de efectivos policiales y de inteligencia y a la posibilidad de que alguien quiera ganarse los dos millones de pesos de la recompensa. En este expediente, sin embargo, hay un antecedente inquietante: el hombre considerado jefe de la banda, Ibar Pérez Corradi, nunca pudo ser atrapado. Y lleva tres años con orden de captura.