Marcelo Mallo, el ex líder de Hinchadas Unidas Argentinas que fue detenido en el marco de los operativos realizados por la fuga de los condenados en el triple crimen de la efedrina, dijo ayer que no conoce a los prófugos y que ignora los motivos por los que fue allanada su casa. Luego de ser liberado, dijo que la Justicia irá ahora detrás de los policías que vendieron “pescado podrido” y dio explicaciones sobre las armas que guardaba en su domicilio. “Jamás en mi vida los vi, no tengo un cruce, una comunicación, nada; jamás en mi vida me vinculé con ninguno de ellos y es una locura que se hayan ido de una cárcel de máxima seguridad”, dijo Mallo en referencia a los condenados Martín y Cristian Lanatta y Víctor Schillaci. Mallo consideró que “alguien los ayudó” y responsabilizó por la fuga al Servicio Penitenciario Bonaerense. Mallo también aseguró no haber visto nunca a Marcelo Melnyk, alias El Faraón, un comerciante de Quilmes que permanece detenido por encubrir a los fugados. “Una sola vez fui a comer pizza a lo del Faraón, y era muy fea”, ironizó.

El ex líder de Hinchadas Unidas dijo que nunca le explicaron por qué fue detenido y aseguró que el juez de Garantías que lo excarceló, Cesar Melazo, le anunció que irían “para atrás” en la investigación, “en contra de la mala información que dieron los funcionarios policiales”.

Mallo fue detenido junto a su hija y su yerno el domingo pasado, acusado de “tenencia de armas de guerra”, luego de que en el allanamiento de sus domicilios se encontraran armas sin la documentación correspondiente. “Las armas de por sí me gustan, pero si esperan los peritajes van a ver que no han sido disparadas desde hace tiempo”, explicó, y agregó que es “legítimo usuario” de sus armas. Respecto a la picana eléctrica que también le incautaron, explicó que fue un regalo y que la usa “como cualquier vecino para seguridad”.

Frente a la puerta de su casa, Mallo dijo a la prensa que es “un barrabrava del club de la gente, de los más desprotegidos” y aseguró que si bien acompañó la candidatura en la provincia de Julián Domínguez y luego la de Aníbal Fernández, “no recibió ni debe ningún favor” y que ninguno de ellos le dio trabajo.