Las diferencias dentro del Frente para la Victoria sobre el respaldo o el rechazo a los candidatos propuestos por el presidente Mauricio Macri para ocupar las vacantes en la Corte Suprema hace presagiar que la postura de la bancada mayoritaria no será unánime, como muchos de sus integrantes admitieron a Página/12. De todas maneras todavía está pendiente el debate interno para tratar de unificar postura y cuya definición definirá la suerte de los aspirantes a cortesanos, aunque el mismo quedará postergado hasta después que se trate en la Cámara alta las derogaciones de las leyes Cerrojo y de Pago Soberano que exige la Justicia estadounidense para avalar el acuerdo del Gobierno con los fondos buitre y que también divide aguas al interior del bloque.

Todavía subsiste el malhumor de los senadores del FpV-PJ sobre la aceptación de los candidatos a su nombramiento por decreto y en comisión sin haber pasado por el Senado, aunque esto finalmente no sucedió por la marcha atrás que dio Macri ante la resistencia que generó su decisión. Los candidatos trataron de tomar distancia de esa situación y sostuvieron que no hubieran asumido si no se completaba el proceso de acuerdo al decreto 222 que Néstor Kirchner impuso para la designación de los miembros de la Corte. Algo incomprobable. Igual, Carlos Rosenkrantz es quien cosecha más resistencia por sus relaciones y la de su estudio jurídico con grandes corporaciones nacionales e internacionales, especialmente en el sector cristinista de la bancada por sus vínculos con el grupo Clarín. Horacio Rosatti, en cambio, despierta más simpatías al interior del bloque pero tampoco es uniforme. Por ahora la postura o como se dividirán las posiciones en el FpV hace incierto el futuro de los aspirantes.