EL PAíS › DESARMADEROS Y RESTAURANTES YA SON PASADO

La nueva ola de la temporada

Por R. K.

Hace un mes, el centro de las preocupaciones estaba en la ola de asaltos en el barrio porteño de Villa Urquiza. Enseguida, la atención se trasladó al robo de restaurantes, como en su momento los puntos críticos pasaron por el paseo por cajeros automáticos, los robos de la llamada mafia de los taxis y en los años 2002 y el primer semestre del 2003, el robo de autos. Mucho más recientemente, en el último trimestre del 2003, los secuestros express estuvieron en el centro de la escena.
Según coinciden todos los especialistas y los datos oficiales, la ofensiva contra los desarmaderos –amparados por policías y políticos municipales– redujo fuertemente el robo de autos, protagonizado centralmente por jóvenes que a cambio de un vehículo conseguían 300 pesos en el desarmadero. La reducción en los robos de autos derivó en una notoria baja de los homicidios, ya que buena parte de los asesinatos se producía en el momento de arrebatar el coche. Por ese mismo motivo, incluso bajó nítidamente la cantidad de policías muertos, en buena parte asesinados en sus momentos de descanso cuando trataban de defender el propio vehículo.
En el gobierno bonaerense y en la Policía Federal sostienen que ahora bajaron también los secuestros express: “En el Gran Buenos Aires se producían seis o siete por fin de semana y en la Capital aproximadamente dos. Ahora esa cifra bajó a dos por semana”, señaló a Página/12 un altísimo jefe policial. La explicación que dan las autoridades de seguridad respecto de la baja en los secuestros es que al haber más policías, gendarmes y prefectos en la calle, y al haberse aumentado el control en algunos barrios bonaerenses, se ha hecho más difícil transportar a los secuestrados. Según esa óptica, son muy pocas bandas las que ahora lo pueden hacer. También en materia de secuestros extorsivos de mayor envergadura, los funcionarios dicen que hay una baja, aunque lo concreto es que siguen cautivos Ernesto Rodríguez, el padre de Jorge “Corcho” Rodríguez, y Cristina Taborda, además del extraño caso del joven Christian Shaerer en Corrientes, secuestrado en septiembre.
“¿Hacia adónde va la ola ahora?”, le preguntó este diario a un especialista que trabaja para el Gobierno. “La mejora económica, por más tenue que sea, siempre hace bajar un poco los índices delictivos. De todas maneras, lo que parece que se mantiene es el robo de comercios y a domicilios, que sustituye al robo de autos. Es muy probable que ese tipo de delito crezca. Y las grandes bandas siguen con el secuestro extorsivo y se lanzan a operaciones de envergadura como la del blindado o alguna casa de cambios o financiera. Es real que habrá que tener cuidado con el interior bonaerense: hay indicios nítidos de que las bandas del Conurbano empiezan a operar en algunas zonas que han levantado mucho en función del campo.”

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