Dom 09.10.2016

EL PAíS • SUBNOTA

Traición y alertas rojas

› Por Raúl Kollmann

Las dos causas que tienen que ver con la denuncia que hizo Alberto Nisman antes de morir llegarán a la Cámara de Casación en las próximas semanas. La original, que proviene de Nisman mismo, fue desestimada por el juez Daniel Rafecas y por la Sala I de la Cámara Federal, llega a Casación principalmente por apelación de la DAIA, aunque ese recurso no será fácil de sostener. También está la causa armada como una especie de colectora, donde ya no se acusa a la ex presidenta Cristina Fernández de Kirchner y al ex canciller Héctor Timerman por encubrimiento sino, insólitamente, por traición a la patria. Ese expediente, pese a que trata de lo mismo que el anterior, fue convalidado por Claudio Bonadio y por la Sala II de la Cámara Federal. Y llegará a la Casación por apelación de los dos abogados de Timerman, Graciana Peñafort y Alejandro Rúa.

Como se sabe, Rafecas sostuvo que no existió delito en la denuncia de Nisman por cuanto el Memorandum nunca entró en vigencia, las capturas con alertas rojas no se levantaron y en las denuncias recientes no hay elementos nuevos. La Sala I, con los votos de Jorge Ballesteros y Eduardo Freiler, ratificó el fallo de Rafecas. A posteriori, el fiscal de Cámara Germán Moldes se despachó con un furioso recurso y la DAIA también le pidió a la Casación que revoque lo resuelto.

Todo indica que el fiscal ante la Casación, Javier De Luca, no va a coincidir con Moldes y va a desistir del recurso por estar de acuerdo con Rafecas, Ballestero y Freiler. La DAIA no obstante va a pedir ser tenida como querellante y es muy probable que le concedan esa facultad.

Sin embargo, prácticamente todos los jueces de Casación han votado con anterioridad que las querellas no pueden subsistir si no están acompañadas por la fiscalía, lo que debería dejar sin sustento el recurso. Habrá que ver si esto se concreta, porque existe una evidente politización de casi todas las decisiones judiciales.

Los dos expedientes llegarán a Casación por separado. La originada en Rafecas ya tiene la Sala I asignada, porque actuó con anterioridad. La integración es con Ana María Figueroa, Mariano Borinsky y Gustavo Hornos. La otra causa deberá ir a sorteo. Sin embargo, es muy posible que haya un proceso de recusaciones y excusaciones, porque es un expediente vinculado al atentado contra la AMIA y eso ya motivó numerosos apartamientos. Más allá de ese aspecto, es posible que los camaristas o alguna de las partes plantee la unificación de las dos causas, porque se trata de los mismos hechos. La lógica indica que en ese escenario prevalezca Rafecas y la desestimación dictada por ese magistrado y la Sala I. Sin embargo –nuevamente– la fuerte politización de las decisiones judiciales no permite descartar que, con alguna excusa, le den prioridad a Bonadio y su increíble acusación.

Todo el objetivo de la ofensiva político-judicial planteada por Nisman antes de su muerte, la DAIA, los dos denunciantes crónicos vinculados al PRO que originaron la causa por traición a la patria y el fiscal Moldes es inculpar a la ex presidenta y al ex canciller por el acuerdo con Irán. Pese a que Interpol hizo público que nunca hubo un intento del gobierno argentino de levantar las capturas, los expedientes siguen corriendo como una especie de escarmiento hacia quienes se salieron de las pautas marcadas por las derechas norteamericana e israelí.

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