EL PAíS
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Un mercado que siempre cambia
Por C. S.
Las predicciones en el mercado petrolero suelen ser azarosas. A principios de la década actual, por ejemplo, se pronosticaba un precio del barril en torno de los 20 dólares, la mitad de los 40 actuales. Una de las razones de los frecuentes pronósticos errados reside en la existencia de múltiples determinantes no directamente económicos, como por ejemplo, las guerras y la cartelización de empresas y países exportadores. Sin embargo, existe una predicción que continúa cumpliéndose: la progresiva concentración del mercado. Algunos analistas consideran que una realidad con cuatro o cinco grandes firmas privadas y unas pocas estatales resulta, a mediano plazo, muy probable. La historia da pábulo a este proceso. Hasta antes de la Segunda Guerra Mundial, Estados Unidos era el principal productor y exportador mundial de petróleo. A medida que se descubrieron nuevos grandes reservorios, primero en México, luego en Venezuela y posteriormente en el Golfo Pérsico, las economías de escala necesarias para extraer, transportar, refinar y vender en mercados globales propiciaron el surgimiento y consolidación de un pequeño grupo de grandes multinacionales que fueron conocidas como las 7 hermanas: Shell, Exxon, Mobil, Chevron, Texaco, Gulf y British Petroleum. Para 1972 estas firmas controlaban el 62 por ciento de la producción y el 86 por ciento de la comercialización. El comercio mundial estaba representado principalmente por operaciones intrafirma, situación que permitía el control de precios y afectaba la “renta petrolera” de los países. Este fue el marco de surgimiento de la OPEP en los años 60. Posteriormente, en 1973 y como respuesta del apoyo occidental a Israel en el conflicto con Egipto, la OPEP, que ya representaba 60 por ciento de las exportaciones, a través del embargo de la oferta incrementó los precios de referencia. Este período de altos precios dio lugar a muchas nacionalizaciones que transformaron radicalmente la estructura del mercado internacional de petróleo. Pero en los años siguientes las fusiones producirían una nueva diástole.
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