EL PAíS
• SUBNOTA
Feliz retorno con varios negocios bajo el brazo
La delegación empresaria que fue a Venezuela vuelve con varias operaciones concretadas. Entre muchos pymes, Pescarmona se coló apostando a grandes obras.
› Por Claudio Zlotnik
PAGINA/12
En Venezuela
Desde isla Margarita
Los organizadores terminaron de cerrar el balance momentos antes de que Néstor Kir-chner y Hugo Chávez cerraran formalmente las jornadas de negocios. La Primera Macro Rueda de Negocios entre empresarios de la Argentina y Venezuela terminó con negocios cerrados por 80 millones de dólares. Otro dato alentador para la comitiva oficial fue que de los 145 empresarios inscriptos, 139 lograron pactar ventas. La mayoría fueron concretadas por pequeñas y medianas empresas: desde carnes y lácteos hasta pollos. También se sumaron algunas compañías de primer nivel, como el Grupo Pescarmona. Ayer firmaron una carta de intención para proveerle turbinas y generadores a la central hidroeléctrica venezolana Macagua, que tiene equipamiento obsoleto.
No es la primera vez que Enrique Pescarmona concreta negocios en Venezuela. De hecho, hace algunos años recibió una condecoración –la Orden de San Francisco– de parte del gobierno venezolano. Sobre Venezuela, el empresario dice que no le teme al resultado del referéndum del 15 de agosto: “El país siempre respetó lo firmado”, aseguró. En diálogo con Página/12, Pescarmona habló sobre la economía argentina y la situación social. En contraste con las advertencias de Roberto Lavagna, el empresario aseguró que la situación con los piqueteros no modificará sus planes de inversiones.
–¿Qué perspectivas económicas tiene para la Argentina?
–Creceremos entre 7 y 8 por ciento. Las cosas se están haciendo bien. El contexto externo ayuda, pero también es cierto que, por primera vez en 30 años, tenemos un tipo de cambio flexible, acompañado por un superávit fiscal y un superávit comercial. Un superávit que se debe invertir en obras públicas para sacar a la gente de la calle.
–¿Cree que se debe mantener el tipo de cambio alto?
–Sí. Hicimos la macana y ahora hay que seguirla. Lo digo en broma, pero el dólar a 3 está bien. Tenemos que tener una paridad alta, siempre que no afecte la inflación.
–Algunos piensan que Roberto Lavagna debería apresurarse con la aplicación de políticas activas. ¿Lo ve así?
–Yo destaco algo importante, como los viajes de negocios que se están organizando. El de China y éste a Venezuela, que abren posibilidades comerciales en el exterior. Pero es cierto que hay ruidos en la línea.
–¿Cuáles?
–Es un país complicado. La mitad de la gente es pobre y el índice de desempleo es del 20% si no tomamos en cuenta a los planes sociales. Es un país para manejarlo con mucho cuidado. El trabajo del Gobierno será titánico. Salir de esta situación nos llevará varios años. Vamos bien, pero estamos subiendo la cuesta.
–¿Cómo podría apurarse la mejora de la situación social?
–Una sola manera: con crecimiento.
–Sin embargo, en el último año la economía creció 8 por ciento pero la distribución empeoró.
–Es probable que al principio pase así. Pero la experiencia indica que, después de las crisis, hay que crecer varios años para mejorar la situación de los más afectados. Pasó en Chile. En los últimos 20 años, el índice de pobreza cayó del 60 al 20 por ciento. Fue porque en ese lapso creció al 5 o 6 por ciento anual. La distribución se produce cuando hay mucho empleo. A mí me encantaría distribuir más rápido, pero el problema de fondo es la falta de trabajo. Cuando hay más demanda de puestos, los salarios aumentan. Lo mejor que nos puede pasar es que aumente el empleo. Y las obras públicas servirían para bajar la desocupación.
–Mientras tanto, ¿no debería apurarse la solución mediante una reforma impositiva más progresiva?
–Puede ser. Pero debe ser integral. No puede ser que haya evasión. Si yo tuviera que pagar más impuestos y seguir compitiendo con los evasores me fundiría.
–Cuando escucha a sus colegas decir que no habrá inversiones con los piqueteros en las calles, ¿comparte esa visión?
–Estamos en dificultades, pero yo voy a seguir invirtiendo. De hecho, tenemos varios proyectos esperando que los aprueben. Y por mucho dinero. Es más, estamos desinvirtiendo en otros países para invertir en la Argentina.
–¿Qué opina de la propuesta de reestructuración de la deuda?
–No se puede pagar más del 3 por ciento del PIB. Si pagamos más, se pararía la economía. De esta propuesta no hay que moverse.
–¿Se siente parte de la burguesía nacional de la que habla el Gobierno?
–Yo me siento argentino. Como empresa llevamos casi 100 años en el país. Si eso significa ser la burguesía nacional, lo seremos.
Nota madre
Subnotas