EL PAíS
• SUBNOTA
Balbín, el amigo de Perón
Por E. T.
La historia lo recuerda por su voz ronca frente al cadáver de Perón, cuando dijo: “Este viejo adversario despide a un amigo”. Las fotos de época lo retrataron junto al General saliendo de la casona de Gaspar Campos. En algunas de ellas, además de José López Rega, incluso aparecen los dos caniches blancos de Perón. El gesto tenía su valor, ya que Balbín había perdido sus fueros de diputado y había sido encarcelado durante los primeros años del peronismo. “Todo enfermo tiene cura cinco minutos antes de la muerte”, supo decir días antes del golpe de marzo del ’76. En el mismo discurso dijo: “Me piden soluciones, no las tengo”. Meses antes, en 1975, cuando en Villa Constitución se había impuesto una línea gremial opuesta a la UOM y a Lorenzo Miguel, Balbín no dudó en calificarla de “guerrilla industrial”. La Hora de los Pueblos en los años ’70 y la Multipartidaria en los ’80 fueron dos de sus mejores obras. Iniciativas frentistas durante gobiernos dictatoriales. “Bueno, algo tenía que ser”, respondió alguna vez para explicar por qué estudió abogacía luego de que por problemas económicos había abandonado la medicina. “Hobbies no tiene. Se podría decir que costumbres, sí”, supo decir su hijo Enrique Balbín.
Nota madre
Subnotas
-
Balbín, el amigo de Perón