EL PAíS
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Historias de pago chico
La historia de la última década correntina es un racimo de casos de corrupción en los que desfila el apellido Romero Feris.
Raúl “Tato” Romero Feris tiene 40 causas abiertas en su contra, por defraudación al Estado, malversación de fondos, enriquecimiento ilícito e incumplimiento de los deberes de funcionario público, y acumuló media docena de procesamientos. Los casos más fuertes de corrupción corresponden al período en el que el Tato se desempeñó como gobernador, entre 1993 y 1997, y mientras estuvo al frente de la intendencia en la capital provincial, hasta el 8 de julio de 1999, cuando fue destituido como consecuencia de una crisis social que trepó hasta la intervención federal. Los juicios más emblemáticos que debió enfrentar Romero Feris fueron la estafa para la construcción del Corsódromo, en la que fue condenado a tres años y medio de prisión, y en la causa conocida como “la estafa de los bonos”, en la que recibió una condena de siete años de prisión e inhabilitación perpetua. Todas estas causas le impidieron acceder a una banca del Senado en diciembre de 2003, a pesar de haber llegado a ese puesto en las elecciones legislativas. Pero no todo fue en contra para el Tato, ya que le tocó estar del otro lado cuando denunció a dos legisladores peronistas que habían sido grabados pidiendo un millón y medio de pesos “para repartir”.
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