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La educación, motor del desarrollo
Por Roxana Perazza *
La escuela en la Argentina tiene una larga tradición como institución igualadora de oportunidades. Ya a fines del siglo XIX, nuestro país marcó el camino para todos los países de América latina, a partir de políticas educativas inclusivas e integradoras, como la obligatoriedad y gratuidad de la enseñanza primaria, sancionada por la Ley 1420 en 1884. Es por ello que el 11 de septiembre, fecha en que falleció Domingo Faustino Sarmiento, se celebra el Día del Maestro en todos los países americanos. Sarmiento fue sin dudas un gran promotor de la educación, convencido de que era la herramienta fundamental para asegurar el progreso. Entre otras cosas, creó escuelas normales para la formación de maestros, luchó para que se aumentara el presupuesto educativo y trabajó para que todos los habitantes, hombres y mujeres, fueran escolarizados. Esta concepción de la escuela como herramienta para la construcción de la igualdad sigue hoy vigente en nuestro país. Desde la Secretaría de Educación de la Ciudad de Buenos Aires hemos trabajado para asegurar la inclusión educativa plena –meta impuesta por la ley porteña de Obligatoriedad de la Enseñanza Secundaria– a partir de políticas que apuntan a disminuir la deserción y garantizar mayores niveles de retención escolar, apoyando a los sectores de menos recursos a través de un amplio sistema de becas y servicio de comedores escolares. Como en el pasado, creemos que la educación conforma un poderoso factor de desarrollo. Así, incluso en el contexto crítico que atravesaron los habitantes de la ciudad, el sistema educativo se mostró como espacio de inclusión, como una institución social con vocación integradora. También hemos puesto el énfasis en el mejoramiento continuo de la calidad educativa, e insistimos sobre la centralidad del trabajo de los maestros para lograrlo. Para consolidar el rol profesional de los docentes, el Estado debe apoyarlos, ofreciéndoles oportunidades para perfeccionarse y actualizarse, y mejorando sus condiciones de trabajo. Esto se tradujo, entre otras cosas, en acciones de capacitación permanente, vinculadas a una nueva política de postítulos, y en un aumento salarial –el primero en más de doce años– basado en una distribución más igualitaria, que apunta a reordenar el sistema educativo. La expansión educativa que se dio hace ya más de 100 años se debió en gran parte al trabajo de personas comprometidas con la construcción de un país que ofreciera igualdad de derechos y oportunidades; en particular, a muchos maestros que, con gran vocación, esfuerzo y saber plantaron las bases de nuestro sistema de educación. Hoy también, como entonces, sabemos que los docentes son el factor fundamental para que estas ideas se hagan realidad. Es por ello que queremos homenajear a todos los maestros que día a día, en forma anónima, llevan a cabo su trabajo en las aulas. No sólo enseñan datos, fechas y contenidos curriculares sino que también transmiten los valores que queremos compartir como ciudadanos, a la vez que contienen y apoyan a los chicos y sus familias. Todos recordamos, como adultos, a esos maestros que nos dejaron enseñanzas para toda la vida: hoy es un buen día para dedicarles este agradecimiento; a ellos, que nos formaron en la infancia y a quienes hoy hacen lo mismo por nuestros chicos.
* Secretaria de Educación del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires.
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