Por A. S.

La fuerte tensión que se establece entre “las expectativas sociales y la Justicia” fue el tema que abordó Eugenio Zaffaroni y para ello se refirió a la globalización como la consecuencia de este momento del poder, la polarización de la riqueza junto a la que consideró el debilitamiento de los estados y en ese marco “los problemas sociales que se siguen multiplicando mientras la política pierde su espacio para enfrentar seriamente esos problemas y dotarlos de soluciones”. Zaffaroni hizo un análisis de la política y de su escasa capacidad para dar respuestas a partir del “desempoderamiento” de los estados, y entonces señaló que se produce una transferencia de los problemas que no se pueden resolver “como si el Poder Judicial tuviese la posibilidad de abarcar todos los problemas de dimensión social cuyas soluciones incumben a la política”. Allí se dirigió a los magistrados que lo escuchaban para plantear que todos “somos defensores de los derechos económicos, sociales y culturales”, pero a modo de interrogante dijo “cómo podemos resolver problemas de carácter general como la pobreza, la exclusión, el desempleo”. Justamente sobre la pérdida de empleo en el marco de una cultura industrial, Zaffaroni dijo que “no se pierde sólo una fuente de trabajo o de subsistencia, sino que se pierde una definición de identidad”. De inmediato explicó que la pérdida de identidad “es proclive a generar errores de conducta” –entre ellos mencionó el alcoholismo, la dependencia tóxica, la violencia intrafamiliar– y por otra parte “multiplica la conflictividad social”.