Sáb 13.11.2004

EL PAíS • SUBNOTA

Los motivos de la decadencia

- FRANCO CASTIGLIONI, POLITÓLOGO: “El trabajo es impactante por la forma en que se presenta, es novedoso y sería aún más eficaz si estas proporciones se observan en el trayecto de los últimos 20 años. También creo que sería relevante compararlo con la otra cara de la moneda que muestre la cantidad presunta de dólares argentinos en el exterior, que haga un relevamiento de nivel de bienestar en bienes y servicios y el patrimonio inmobiliario declarado del que disfruta la clase media-alta. Con estos datos tendríamos una perspectiva en tiempo, no sólo de la dramática pobreza, sino de cómo se disparó la desigualdad. Vale pensar, efectivamente, a la Argentina como un país que no es pobre, sino desigual. Para cerrar el análisis de estos puntos, hay que responder una pregunta: ¿cuántos afiliados tienen los partidos políticos y los sindicatos? Si uno estima una respuesta, aparece una argentina presuntamente movilizada y politizada. Pero esto entra en sospecha si se tienen en cuenta los datos de la pobreza, de la concentración de ingreso y de alto bienestar de la clase media alta. Aquí aparece la responsabilidad de la política, que está en el eje del cuestionamiento. Si bien es cierto que las políticas neoliberales produjeron este tipo de resultados, esto también es un fracaso de la sociedad política argentina. Es un severísimo llamado de atención sobre la defección de la sociedad civil, de los intelectuales, los sindicatos (¿cómo pueden tener tantos afiliados y haber perdido tantos derechos sociales?), los partidos políticos. Dentro de esto está la responsabilidad del peronismo, que gobernó la mayor parte de este período y que se asume como partido de las clases populares. Su responsabilidad es crucial en el resultado de este estudio. No es la democracia la que está en juego, sino el fracaso de la clase política, su ausencia de reconocimiento sobre lo que han permitido y/o profundizado. Y ante la falta de un sistema político con alternativas, el peronismo es un problema y es la solución. Y tiene que aprovechar este momento de la Argentina para encontrar una solución”.

- CLAUDIO LOZANO, DIPUTADO NACIONAL, ECONOMISTA DE LA CTA: “Este estudio expresa de manera sencilla el resultado del proceso de devastación social, destrucción productiva y pérdida de capacidad de decisión que se puso en marcha en la dictadura del ’76, profundizó en los ’90 y salió de manera devastadora con la devaluación del peso. Este estudio es el resultado del deterioro productivo y del sistema democrático que, prácticamente, no cumple con los derechos básicos que exige la población en un contexto donde el 65 por ciento de los pibes son pobres. Esta realidad muestra un futuro complejo. Es una fotografía del problema argentino como resultado de 10 años de políticas que dejaron entre un 15 y un 25 por ciento de desocupación y un contexto de ‘infantilización de la pobreza’. Y esto se ve en que el 50 por ciento de la población es pobre, pero de esa cifra, el 70 por ciento son pibes en situación de pobreza. Esto quiere decir que la Argentina no es pobre, es desigual. Si no se pone en el centro de la cuestión la mejora de la distribución del ingreso y el combate a la pobreza, no sólo no va a haber derrame sino que se ingresa en la trampa de la pobreza; en donde aquel que hoy es pobre, mañana terminará siendo más pobre. Esta situación se soluciona con políticas explícitas de distribución del ingreso, con nuevas políticas de carácter universal distintas a las actuales y estrategias explícitas de industrialización del país. Si no se crece bajo condiciones de industrialización no se podrá sostener el crecimiento. Es necesario, también, fortalecer el mercado interno que actualmente está en manos de los ricos, quienes segmentan el consumo a productos importados limitando el desarrollo de la producción local. Y hay que generar otro esquema de mayor igualdad en donde el consumo pueda ser popular y los productores populares tengan mayores beneficios”.

- FORTUNATO MALLIMACCI, SOCIÓLOGO: “Las cifras revelan datos conocidos, no causan sorpresa. Pero tenerlas así, en crudo, nos tiene que hacer reflexionar. Esta problemática tiene larga data y es fruto de políticas de privatización de empresas y flexibilidad laboral. De tiempos en que la dirigencia política, religiosa y las empresas de medios de comunicación hicieron oídos sordos al clamor popular y se encandilaron con promesas de primer mundo. Hoy nos encontramos con todo lo contrario a esas promesas y hay que movilizar a la sociedad, distribuir la riqueza y crear medidas inclusivas. Los dirigentes tienen que mirar estos datos. Los que trabajamos desde hace años recorriendo el conurbano y el interior del país sabemos que la pobreza está instalada de manera muy fuerte. La vulnerabilidad ha crecido y la distribución de la riqueza, más allá de las buenas intenciones de los gobiernos, sigue siendo una asignatura pendiente. Y la mayoría de la gente no goza de sus derechos de ciudadanía: acceso al trabajo, la salud y vivienda. Hay que pensar una manera mejor de revertir esta situación que hace que los más ricos sigan concentrando la mayoría de la renta y la gran mayoría de la población tenga dinero apenas para subsistir. No hay políticas universales que aseguren un ingreso mínimo para todas las familias y la pobreza se sigue reproduciendo con planes que la focalizan. Como miembro del Consejo Superior de la Universidad de Buenos Aires sigo creyendo que se sale de la crisis creando más puestos de trabajo e invirtiendo más en educación. La UBA es la universidad que más pidió y la que tuvo menos respuestas. Es necesario apostar a la ciencia y la tecnología, de lo contrario no habrá una salida sólida a esta dura situación”.

Producción: Adrián Figueroa Díaz.

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