El día anterior, luego de una larga discusión, la UCR decidió mantener el acuerdo con el Gobierno, aunque sus dirigentes aclararon que se trata de un apoyo condicionado. Ayer la UCR ratificó la decisión con dos gestos políticos concretos: el bloque de senadores facilitó el tratamiento de la ley tapón y los gobernadores firmaron el acuerdo con Eduardo Duhalde.
Los dirigentes radicales adoptaron una actitud pasiva durante estos días de crisis. El martes, en medio de las idas y vueltas de la interna peronista, llegaron a una posición común: mantener el respaldo parlamentario al Gobierno, pero intentando mostrar algunas diferencias. Claro que hubo discusiones. Ayer, por ejemplo, en la reunión del bloque de senadores, Raúl Alfonsín quería que la bancada aprobara el proyecto de ley tapón tal cual había salido del Ejecutivo. Sin embargo, quedó en total soledad y nadie lo acompañó en su cruzada pro Gobierno. En sintonía con la fórmula del “apoyo crítico”, la mayoría decidió dar quórum, pero presentar un proyecto propio.
No fue el único gesto de la UCR. Los gobernadores, que habían llegado a la Capital para debatir la posición del partido, se acercaron ayer a Olivos para una reunión junto a sus pares del PJ. Muchos de ellos se venían quejado por la “discriminación” que estaría ejerciendo el Gobierno contra sus distritos. Sin embargo, los mandatarios radicales necesitan mantener la buena relación con el Ejecutivo. Por eso, finalmente decidieron firmar el acuerdo de 14 puntos.
El que marcó una diferencia fue el jefe de Gobierno porteño, Aníbal Ibarra. A pesar de la insistencia de Duhalde, que lo llamó para convencerlo, Ibarra pidió tiempo para analizar el documento y ayer no fue a Olivos ni firmó el escrito. “Esto no es un plan, es un catálogo de buenas intenciones”, se le escuchó decir ayer.