“Hay que seguir adelante. Yo no me voy.” Ese fue el mensaje que Roberto Lavagna le transmitió ayer a su equipo. Después del encuentro con Kirchner, el ministro mantuvo distintas reuniones con varios de sus colaboradores para ordenar el tablero. La misión se le hizo necesaria pues varios de ellos pensaban que esta vez sí había llegado el momento de recoger sus papeles. Fueron charlas francas en las que dejó sentada su intención de continuar en el Gobierno, pero en las que también confesó su fastidio y cansancio por las pulseadas con contrincantes del ala política y del Banco Central. “Estoy cansado de dedicarle tiempo a esta crisis”, dijo Lavagna.
En el equipo económico piensan que los últimos diez días fueron los más difíciles en los dos años y medio que lleva la gestión de su jefe. Ayer, los funcionarios volvieron a sus casas convencidos de que se había pactado una tregua. Pero el sentimiento de desconfianza persistía, y no sólo hacia la Casa Rosada, sino también hacia el Banco Central.
Alberto Fernández fue identificado como uno de los personajes que actuaron en contra del ministro. Le adjudican buscar el debilitamiento político del jefe de Economía. En el Palacio de Hacienda no encuentran otra explicación a la ola de rumores de renuncia. El enojo incluía al propio Presidente, a quien achacan una inexplicable demora en emitir una señal de respaldo que frenara las especulaciones. “Kirchner tiene un estilo de conducción bastante brutal con los funcionarios. Es muy personalista, parece poco racional”, caracterizó, en diálogo con Página/12, un estrecho colaborador de Lavagna. Sin embargo, las opiniones más duras estuvieron dedicadas a Redrado. “Dijo que se limitaría a su metro cuadrado, pero esta semana su límite se extendió a un kilómetro cuadrado”, graficó otro funcionario. Hacía referencia a las últimas declaraciones del banquero central, contrarias a modificar la Carta Orgánica para aumentar los préstamos a Economía y asegurar los pagos al FMI del primer trimestre de 2005.
Esa posición provocó una fuerte discusión en el directorio del Central, un día después. Los directores cercanos al ministro de Economía criticaron al jefe del BCRA por dar por cerrado un debate que, salvo de manera informal, no se había realizado en el directorio. Redrado estuvo ausente de esa reunión por su viaje a los Estados Unidos. Waldo Farías, flamante director nominado por Kirchner, intentó defenderlo ante la ofensiva de los lavagnistas. Atentos a lo que ocurre en la entidad rectora, funcionarios cercanos a Lavagna creen que esta pulseada continuará no bien Redrado se baje del avión. “La relación quedó lastimada”, afirman.
“Todo lo que pasó en el Congreso fue una sobreactuación”, agregó el colaborador de Lavagna, en referencia a lo ocurrido en el Senado. “(Antonio) Cafiero no se debe ni acordar que existe la Carta Orgánica del Banco Central” y sin embargo fue él quien hizo la pregunta que llevó a Redrado a rechazar cambios en esa normativa para habilitar mayores préstamos al Tesoro.
La pelea no termina con este tema. Otra discusión es sobre el monto exacto que el Central puede girarle al Gobierno. Fuentes de la autoridad monetaria dieron cuenta, en diálogo con este diario, de las diferencias en la forma de contabilizar esos créditos.
- Mientras los técnicos del Central aseguran que el límite se encuentra en 13.500 millones de pesos, Economía asegura que trepa a 14.200 millones.
- La diferencia se da por la manera de contabilizar la base monetaria (circulante de pesos más depósitos de los bancos en el Central). Para el BCRA, la base monetaria es de 49.000 millones de pesos, pero en el Palacio de Hacienda advierten que en realidad trepa a 54.000 millones.
- La controversia en torno de aquellos 700 millones de pesos, sumados a los 600 a 800 millones que aún quedan como margen, le permitirían a Economía a hacer frente a los vencimientos de enero y febrero. Los compromisos de diciembre quedaron asegurados con el giro de 1825,1 millones de pesos aprobados por el Central en última reunión de directorio.
- Otra puja se abrirá en relación a los 4000 millones de pesos que el BCRA le prestó a Economía en marzo de 2004 y que debe devolver cuando se cumpla un año de esa operación.
La crisis en torno de Roberto Lavagna produjo nervios en la city. Pero no impidió que continuara el masivo ingreso de capitales a la Argentina. Una buena noticia en medio de tantos temblores.