Al grito de “Olé, olé, olé, olá, como a los nazis les va a pasar: adonde vayan los vamos a encontrar”, un grupo de manifestantes, entre ellos miembros de la Asociación HIJOS de España, realizó un escrache en sede de la Audiencia Nacional contra el represor Adolfo Scilingo, que ayer comenzó a ser juzgado por violaciones a los derechos humanos durante la última dictadura.
“Esto es algo muy serio. Tiene mucha importancia porque puede concluir con una sentencia sobre el genocidio que hubo en Argentina durante la última dictadura”, explicaba Facundo Ladaga, de la Asociación HIJOS de España, en la puerta de los tribunales por donde poco después ingresaría Scilingo.
“Este es un proceso judicial sin precedentes”, sostuvo Guillermo Liberdinsky antes de ingresar junto con su padre, Roberto, a la sala de la Audiencia Nacional. “No sé si mi hermana estuvo en la ESMA. Puede que sí o puede que haya estado en Campo de Mayo”, explicó Guillermo, cuya hermana, Susana, fue detenida el 18 de marzo de 1976 en la zona norte y desde aquel momento permanece desaparecida. “Si Scilingo no es condenado por esos crímenes, eso quiere decir que mintió, y entonces que sea condenado por haber jugado con nuestros sentimientos”, agregó Guillermo, que vive en España desde hace 15 años.