Pocas cosas fueron más desoladoras que la instrumentación política de los organismos de derechos humanos. Ibarra tiene una legítima trayectoria en ese campo. Como fiscal se opuso a los decretos de indulto, lo cual le valió la persecución del ex presidente Carlos Menem. También integró la comisión del Ministerio Público para los casos de chicos apropiados durante la dictadura. Actuó en la causa por los crímenes de la Triple A y también intervino contra los carapintada alzados en 1988 en el Aeropuerto Newbery. Como legislador promovió la creación de un Parque de la Memoria y desde el gobierno de la Ciudad apoyó la creación de un museo en el predio donde aún funcionaba la Escuela de Mecánica de la Armada, antes de que el presidente Néstor Kirchner lo decidiera.
Este impecable desempeño explica las simpatías por Ibarra en el sector, acentuadas por el contraste con su principal impugnador, representante de la clase empresarial sustento de la dictadura militar y, ya volcado a la política, promotor de las reformas represivas al Código de Convivencia Urbana, que niegan el uso del espacio público a piqueteros y vendedores ambulantes, de baratijas o de su propio cuerpo. Pero lo que estaba en juego eran las responsabilidades por un episodio siniestro, de una magnitud sin precedentes en el país, en el que murieron casi doscientos jóvenes.
La afirmación de que más de un centenar de ONGs denunciaban una maniobra desestabilizadora del macrismo ni siquiera respondía a la verdad, como demostraron los desmentidos de hijos y madres. Los Hijos por la Identidad y la Justicia contra el Olvido y el Silencio (H.I.J.O.S.) declararon su apoyo a quienes “han sufrido las heridas de la desidia y la inoperancia”, y reclamaron juicio y castigo para todos quienes “tuvieron el poder de impedir esta tragedia”. Las Madres de Plaza de Mayo, Línea Fundadora, recordaron que nunca hicieron partidismo, y “mucho menos utilizando el reclamo de verdad y justicia de los familiares de las víctimas” a quienes acompañan “en el dolor y en sus reclamos”, en contra de “la impunidad y la corrupción” de “este sistema perverso”.