Lun 07.02.2005

EL PAíS • SUBNOTA

Sepultaron a Nicolás Flores

Cuarenta días después del infierno, los familiares de Nicolás Flores recuperaron el cuerpo de su hijo y ayer lo enterraron finalmente en el cementerio de Berazategui. La búsqueda de Nicolás motorizó durante todo el mes pasado a distintas organizaciones sociales, que como sus allegados, creían que aún era posible encontrarlo con vida. La decisión de la jueza María Angélica Crotto de convocar a los padres de las víctimas más chicas del incendio de República Cromañón para reconocer el cuerpo del niño que aún permanecía en la Morgue Judicial, demostró el sábado que lo habían enterrado bajo una identidad distinta.
La ceremonia del entierro se llevó a cabo durante la mañana, a las 10.45 en la ciudad donde viven los familiares de Nicolás. Como su cuerpo había sido enterrado originalmente en el cementerio de González Catán, los padres recurrieron a las autoridades municipales de Florencio Varela –con jurisdicción sobre la zona– para formalizar los trámites del traslado a Berazategui. Nicolás estaba enterrado bajo el nombre de Gustavo Zerpa, otra de las 192 víctimas de Cromañón, y aquel que desde el incendio permaneció en la Morgue Judicial de la Capital como NN, a la espera del reconocimiento de sus familiares.
Cuando murió, Nicolás había cumplido 4 años. Había ido al recital junto a Romina, su madre de 23 años, que murió esa misma noche del 30 de diciembre. El cuerpo del niño estuvo perdido pocas horas después, cuando los familiares de Gustavo Zerpa se lo llevaron confundido. Desde entonces, como Nicolás no aparecía ni entre los sobrevivientes ni entre los heridos ni entre los muertos, sus familiares conservaron la esperanza de encontrarlo con vida. Organizaciones como la Red Solidaria y Missing Children se pusieron a la cabeza de la búsqueda y empapelaron la Ciudad de Buenos Aires con una de sus fotografías.
Pero esa esperanza terminó el sábado 5 de febrero, cuando las pruebas de ADN ordenadas por la jueza determinaron que Nicolás había sido inhumado como Gustavo Zerpa. El juzgado había comenzado a trabajar días antes con la hipótesis de la confusión. Crotto convocó a los padres para advertírselos el 21 de enero pasado. Luego de uno de sus llamados, los padres de Gustavo Zerpa acudieron a la morgue. Allí se pararon frente al cuerpo de su hijo, de seis años, aún registrado como NN.
Esa instancia de reconocimiento de los cuerpos se complicó, a pesar de la decisión de la jueza. Tras la primera exhumación del verdadero cuerpo de Nicolás en el cementerio de González Catán, los padres de Zerpa se negaron a admitir que se trataba de los restos del otro chico perdido. La orden del estudio de ADN, finalmente, logró determinar de modo fehaciente la identidad. La pericia demostró que el cuerpo enterrado por error correspondía “en un ciento por ciento” a Nicolás Flores.
En tanto, aún hay sobrevivientes internados. Hasta anoche, quedaban 19 personas alojadas en distintas centros de salud. Cuatro de ellas en Capital y el resto en la provincia de Gran Buenos Aires. Del total, cinco aún permanecen en salas de terapia intensiva, dos en Capital.

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