EL PAíS
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Equinos, poder, jabalíes
Por Adriana Meyer
En una de sus recientes apariciones públicas se lo vio muy animado. El empresario Raúl Moneta presenció el último partido de Argentina en el país, contra Brasil en River, en un confortable palco VIP y con una copa de vino en mano. De hecho, nada debía preocuparlo porque su poder empieza a reconstruirse. Incluso apuesta a que las causas que aún siguen abiertas en su contra vayan camino a la prescripción. Este escribano y abogado, aficionado al arte gauchesco y tradicionalista, saltó de la nada a las mieles del poderío que otorga codearse con los dueños de la pelota, y pasó a integrar ese equipo de la mano de Carlos Menem. Cuando el riojano asumió como presidente era sólo el propietario de un banco marginal, el República. Llegó a ser la cabeza del CEI (Citicorp Equity Investment), donde se concentraron la mayor parte de los medios de comunicación y una de las empresas telefónicas. Aunque ese holding estalló en pedazos con el escándalo del Banco Mendoza y el República, Moneta sigue al frente de Canal 9 como copropietario, entre otras inversiones y emprendimientos.
Fue en su carácter de empresario de medios que resultó beneficiado recientemente con el decreto 527/05, que prorrogó por diez años las licencias de todos los servicios de radiodifusión.
Raúl Juan Pedro Moneta nació el 13 de julio de 1944 en una familia adinerada, está casado con la mendocina Claudia Arroyo Benegas y tiene seis hijos. Estudió en el exclusivo Saint George College de Quilmes. Allí conoció a Ricardo El Gato Handley, y también trabó amistad con Octavio Caraballo, ex empresario de Bunge & Born, quien le presentó en 1989 a otro de sus íntimos amigos: Carlos Menem.
Antes de ser un banco, el República era una de las agencias extra bursátiles que sobrevivieron, de las centenares que existían cuando José Alfredo Martínez de Hoz era ministro de Economía. La había fundado en 1977 junto a su tío. La financiera se convirtió en banco en 1984, y se especializó en la compra y venta de títulos y acciones. La entidad obtuvo buenas ganancias entre 1989 y 1991, especialmente a partir del descalabro de la hiperinflación.
De todos modos, el origen de su fortuna sigue siendo un misterio. El nombre de Moneta empezó a resonar en 1992 cuando compró el 10 por ciento del CEI, en 85 millones de dólares. Según su propia versión, ese año “se portó bien” en una operación con el Citibank, y lo recompensaron otorgándole la presidencia del CEI. Desde su conformación se especuló sobre la participación de una sociedad llamada United Finance Company (UFCO), nacida en 1992 con sede en las Islas Vírgenes y un capital accionario de 50 mil dólares. El CEI había sido armado por Handley, quien comenzó a tomar posiciones en empresas privatizadas mediante el canje de títulos de deuda argentinos. En 1995, Moneta se quedó con los dos bancos oficiales que puso en venta el gobierno de Mendoza.
“Es un empresario que trabajó intensamente en la Argentina”, dijo Menem de Moneta en julio de 1999, cuando el juez federal mendocino Luis Leiva ordenó su captura por la quiebra del Banco Mendoza. Tres días después el excéntrico empresario estaba prófugo y Menem se desdecía: “Cayó porque hizo las cosas mal”. Moneta permaneció prófugo durante casi seis meses hasta que el juez federal Carlos Liporaci anuló la orden de su colega, en diciembre de 1999. “Sólo siete meses tardó el Senado estadounidense en confirmar que el Banco República y el Federal Bank eran de Moneta y que lavaron dinero proveniente de la corrupción”, dijo Elisa Carrió en 2001.
Nada de la Lombardía de sus ancestros ha cultivado como hobby, ni siquiera en honor a su apellido (“moneda” en italiano), digno de un millonario. Apasionado por el campo y las tradiciones gauchescas, Moneta es dueño de una de las mayores colecciones de objetos de plata de país y criador de caballos criollos. Su afición por la actividad campestre viene desde la infancia. A los cinco años su abuelo le regaló su primer caballo, en los campos que los Moneta poseían en la localidad de Rauch. En la actualidad, el empresario tiene su estancia Villa María en Luján y es vecino delfolklorista Horacio Guarany, quien le dedicó el tema “Pa’Don Raúl”. En ese predio, el ex presidente norteamericano James Cheek extravió la tortuga de su hijo.
En el haras La República desarrolla la cría de equinos de pura sangre, algunos de los cuales fueron regalados al rey de Marruecos, al presidente francés Jacques Chirac, al ex presidente brasileño Itamar Franco, al ex premier español Felipe González y a los presidentes norteamericanos George Bush y Bill Clinton. Durante su visita, en diciembre de 1997, a este último mandatario le tocó comer el jabalí y el vino que produce Moneta, además de tener que presenciar el show de los caballos que bailan tango, adiestrados por sus empleados. Fue toda una demostración de poder porque, en principio, la Cancillería se había opuesto. Pero él llamó a su amigo, el entonces presidente Menem que estaba en el Vaticano, y el agasajo al norteamericano quedó en sus manos.
En las vitrinas del Banco República atesoró objetos históricos, como un poncho de Juan Manuel de Rosas y un cuchillo que, según él, perteneció a José de San Martín.
Moneta suele definirse a sí mismo como ferviente patriota y católico. Por eso organiza todos los fines de febrero, en el estadio mundialista de Mendoza, una fiesta patria en homenaje “a la Argentina y a la cristiandad”. En 2000 describió a los periodistas Horacio Verbitsky, Ernesto Tenembaum y Marcelo Zlotogwiazda como “gente que profesa otras religiones”, y los acusó de atacarlo por su condición de “católico practicante”.
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