Un gesto de campaña. Así interpretaron la mayoría de los bloques de la oposición la decisión presidencial de no incluir los superpoderes en el Presupuesto 2006. Los legisladores de los bloques enfrentados con el justicialismo consultados por este diario no descartaron que la delegación de facultades, conocida como superpoderes, pueda ser introducida luego de las elecciones. Para ello bastaría que uno de los diputados de la mayoría lo proponga cuando el tema se debata en el recinto.
“Si el proyecto viene adecuado a la ley de Administración Financiera es un paso adelante hacia un país normal”, dice a Página/12 el titular del bloque radical, el catamarqueño Horacio Pernasetti. La mencionada ley es la que establece cómo debe realizarse el presupuesto. Determina que el Ejecutivo no podrá cambiar el destino de las partidas de gastos corrientes a gastos de capitales. Cuando se autorizaron los anteriores presupuestos, se lo hizo sin sujeción a la ley. “Tenemos que saber si el Ejecutivo piensa prorrogar la emergencia económica, por ejemplo”, continúa el jefe de la bancada radical. El radicalismo es, luego del peronismo, la segunda bancada en Diputados. “Para nosotros, duhaldistas y kirchneristas son lo mismo, integran el mismo bloque”, concluye el radical.
“Es evidente que forma parte de la campaña electoral. Somos cautelosos porque presumimos que los superpoderes pueden estar disfrazados o ser incluidos en otro momento del debate”, dice a este diario el jefe del bloque del ARI, el bonaerense Eduardo Macaluse. La subestimación de ingresos y la sobreestimación de gastos fue uno de los cuestionamientos del ARI al Presupuesto 2005. Señalan que de repetirse esta práctica ahora, los fondos prometidos para la educación sufrirán sensibles pérdidas.
“En caso de que el presupuesto de 2006 no contenga los superpoderes, sería un salto de calidad institucional, ya que el de 2005 fue una aberración”, señala a este diario Claudio Lozano, de la CTA. “Es una discusión bizantina. Discutimos sobre el futuro y el Parlamento no cumplió ningún control sobre la ejecución presupuestaria. La comisión de Presupuesto ni se reúne”, afirma. “En lo que va de este año, el Ejecutivo contó con una recaudación adicional que va de 9 a 10 mil millones de pesos. Eso ameritaría el envío de un presupuesto adicional.” Para Lozano, estos recursos sumados a la subejecución que el oficialismo hace del presupuesto, tienen un solo objetivo: “tener una caja para pagar la deuda”.
La clave política está en la actitud que tomará el duhaldismo. Si estos diputados se sumaran a la oposición, el oficialismo tendría que enfrentar a los dos tercios de la cámara baja. Algo imposible. En diálogo con este diario, José María Díaz Bancalari, ex jefe del bloque mayoritario y referente duhaldista, afirma que “reclamar los superpoderes sería pensar que a la economía le va a ir mal”. Según su criterio, los números macro no lo justifican. El candidato duhaldista no desconoce que hay “4 millones de personas que viven con dos pesos diarios, un 70 por ciento de los salarios en blanco están por debajo de la línea de pobreza y el 50 por ciento de los salarios está en negro”. Para que no queden dudas de su actual momento electoral, dice: “de estas cosas tendríamos que discutir en la campaña”.
La desconfianza no sólo es patrimonio de la oposición. Uno de los responsables del bloque mayoritario, el kirchnerista Osvaldo Nemirovsci, no descartó ayer que finalmente, “la delegación de facultades figure en el presupuesto”. El hábito y la repetición de reclamar superpoderes justifica la desconfianza de propios y ajenos.