Mar 15.11.2005

EL PAíS • SUBNOTA  › EL PRESIDENTE MIRO DESDE EL CALAFATE LA SUSPENSION DE IBARRA

“Es un formidable disparate”

Con duras críticas hacia el macrismo que especuló con el juicio político contra el jefe de Gobierno porteño, Néstor Kirchner y sus colaboradores más estrechos evaluaron el resultado de la votación en la Legislatura.

› Por Diego Schurman

“Es un formidable disparate.” A las 19.07, la temperatura en El Calafate era de unos agradables 18 grados. Pero en Los Sauces, la residencia que la familia Kirchner levantó en esa postal argentina, todos sintieron un calor insoportable. Néstor y Cristina, junto a Alberto Fernández, transpiraban bronca. Acababan de escuchar cómo Aníbal Ibarra, aquel socio que ayudaron a reelegir como jefe de Gobierno porteño, quedaba suspendido en el cargo para ser sometido a juicio político.
República Cromañón siempre fue un karma para el Gobierno. De hecho, tanto el 30 de diciembre de la tragedia como en la tensa jornada de ayer, el Presidente se resguardó en Santa Cruz, lejos de la bronca que en los últimos días los familiares de las víctimas comenzaron a direccionar en su contra.
En El Calafate la lectura política de lo ocurrido fue unívoca: aseguraron que Mauricio Macri se montó sobre un dolor interminable. Y que resultaba imposible librar una batalla más abierta porque nunca hubiera sido digerida por la sociedad. “Es un tremendo gesto de debilidad institucional. Es un acto de oportunismo de Macri, pero se le va a volver en contra”, aseguraron cerca de Kirchner.
Anoche el Presidente tenía en su poder un trabajo de Ricardo Bacman en donde se refleja la lectura de los porteños sobre el pedido de juicio a Ibarra. El sondeo del consultor le dio argumentos al oficialismo para hablar de una supuesta “conjura macrista” y del lugar de “víctima” en que ha quedado el ahora suspendido jefe de Gobierno.
El kirchnerismo está tan comprometido con Ibarra que el fin de semana hubo sucesivos llamados desde Los Sauces a los celulares de funcionarios del Gobierno de la Ciudad y viceversa. Al menos en uno de esos contactos no hubo intermediarios: Fernández e Ibarra cotejaron directamente la evolución de los números y los distintos escenarios posibles.
El Chango Farías Gómez fue uno de los apellidos más pronunciados. En la jerga política se lo conoció en estos días como el “voto número 30”. La última semana tuvo un ataque de pánico, víctima de las presiones cruzadas del oficialismo y los familiares. Finalmente votó por el enjuiciamiento de Ibarra.
“No le dio el pinet, se dejó arrastrar por el dolor y el miedo de que lo escracharan en los recitales. No se mantuvo firme en sus convicciones”, evaluaron. Más aún: en los gobiernos nacional y porteño juran y perjuran que Farías Gómez figuraba en una solicitada, finalmente levantada, donde los legisladores kirchneristas justificaban su abstención.
Una vez desmoronada la estrategia, en El Calafate nadie se mostró indulgente. A la prensa le dedicaron un capítulo. En especial por las duras críticas que suscitó la foto de Kirchner con Eduardo Lorenzo “Borocotó”. Es que, a pesar de su flamante prédica “K”, el legislador y diputado nacional electo por el macrismo finalmente terminó votando a favor del enjuiciamiento.
“Resulta que todos dijeron que Borocotó es un tránsfuga. ¿Y cuál es el origen de los integrantes del macrismo? ¿Muchos de ellos no vienen de otros partidos? ¡El macrismo es un partido de buscadores de bancas! ¿Y los que respondían a Luis Zamora y ahora están desparramados en otros partidos? Yo pregunto qué dirán los medios ahora, después de ver que Borocotó no votó como hubiese querido el Gobierno”, fue una queja del entorno presidencial que probablemente Kirchner, cuando hoy regrese a Buenos Aires, evitará hacer en público.
En los mentideros políticos aseguraron ayer que el pediatra comprometió hace un mes un voto absolutorio para Ibarra. Pero que la reciente visita a la Casa Rosada –motorizada por Fernández para blanquear el cambio de bando– tuvo un efecto boomerang, ya que lo puso en el centro de escena y lo obligó en las últimas horas a encolumnarse nuevamente con el macrismo.
La ira oficial excedió a Farías Gómez y al tratamiento mediático sobre el caso Borocotó: también tuvieron sus dedicatorias Fernando Melillo y Noemí Oliveto, dos legisladores que en algún momento ilusionaron a los K con la posibilidad de salvarle las papas al jefe de Gobierno.
El dirigente del ARI está casado con Roxana Perazza, actual secretaria de Educación porteña. Sin embargo, acató las órdenes de Elisa Carrió de votar contra Ibarra. “¿Cuál es la ética de Melillo, que acusa al jefe de su esposa?”, blasfemó un dirigente pingüino casi introduciendo un problema de alcoba.
Lo de Oliveto, dirigente de Autodeterminación y Libertad, tuvo otro cariz. La esposa de Luis Zamora se mostró todo el tiempo, y lo expresó en voz alta, en contra del proceso de enjuiciamiento al jefe de Gobierno. Pero igualmente lo avaló en “solidaridad” con los familiares de las víctimas de Cromañón. “Es patético ¿cómo se puede votar un tema tan delicado por solidaridad y no por convicción?”, fue la evaluación del trío que hizo weekend en La Patagonia.
Una vez superado el repaso de los eventuales socios que no fueron, hubo un capítulo para Macri y su tropa. Aunque no lo diga, el Gobierno sintió la votación de ayer como una nueva derrota ante el principal referente de la oposición distrital y nacional. Hace tres semanas el líder de Pro derrotó al oficialismo en las urnas. Ahora en la Legislatura.
“Yo sé que aunque no parezca, el que se tiró un tiro en las bolas con lo de ayer fue Macri. Si Ibarra va a un juzgado para que evalúe el procedimiento de cómo lo investigaron, seguramente se demuestra que ese procedimiento estuvo viciado de nulidad”, buscaba autoconvencerse un funcionario de confianza del presidente.
–¿Qué va a hacer el Gobierno? –le preguntó Página/12.
–Seguir atento al tema. Igual creo que a futuro hay que revisar la norma: no se debería suspender a nadie si no se demuestra su culpabilidad. Si Ibarra es el máximo responsable de Cromañón, tal como lo plantea el macrismo, de ahí para abajo todos lo son. Viéndolo así deberían suspender a todo el gabinete. En fin, una ridiculez, un despropósito absoluto.
A Kirchner, que siguió la sesión por televisión, lo atragantó que el resultado de la votación fuera anunciado por Santiago de Estada. Además de vicepresidente primero de la Legislatura, es un macrista vinculado al Opus Dei. Curiosidades del sistema donde un ex funcionario de la dictadura resulta la voz cantante de quienes ponen en jaque a quien peleó contra ella.

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