Presidenta de la Comisión de Seguridad del Senado, la tucumana Malvina Seguí se declara “absolutamente en contra” de las propuestas de Jaunarena y Brinzoni, y vaticina “un rotundo rechazo” del Senado. “Sería una vuelta al pasado. Tenemos a la vista los resultados de permitirles a las Fuerzas Armadas la intromisión en seguridad interna: ha sido malo no sólo para la comunidad nacional sino para las propias Fuerzas Armadas, que prácticamente se han desintegrado”, dice. Considera “inadmisible en la Argentina de hoy” que las Fuerzas Armadas vuelvan a dedicarse a la seguridad interior y advierte que “en una sociedad que perdió el rumbo social y económico la solución no pasa por dar palos a los que menos tienen. Hay que hacer exactamente lo contrario: una política social adecuada y una transformación de la policía en policía comunitaria”. El aumento de los niveles de delito común debe ser abordado por especialistas en política criminal, con fuerte incidencia en la reforma de las policías, dice. “Las policías en la Argentina necesitan más democracia interna, todo lo contrario a estar regidas por las Fuerzas Armadas, que deben preservarse para la defensa nacional. Las policías necesitan democratizarse, transformarse, abandonar los sistemas y estilos corporativos. No sólo se precisa una modificación orgánica (ya que en buena medida son réplicas de los estados mayores de los ejércitos) sino también modernizarlas y aplicar una filosofía diferente, donde la seguridad se entienda como asunto compartido entre la comunidad y la policía, en una relación de confianza. Su lucha contra el delito será más efectiva cuando la gente confíe, cuando alerte ante los riesgos y cuando, una vez producidos los hechos, los ponga de inmediato en conocimiento de la policía. Así habría niveles más altos de seguridad y de esclarecimiento”, concluye.