EL PAíS • SUBNOTA
“A veces nos olvidamos de que la película ya la pasaron. La discusión en torno a la despenalización del consumo de droga es vieja. En el ’80 tuvimos dos fallos de la Corte, Bazterrica y Capalbo, que declararon inconstitucional penar el consumo personal de estupefacientes. Las razones sobre las que basaron su decisión es que el Estado no se puede introducir en la vida de los individuos ni influir sobre sus decisiones. Es decir, argumentos que se vinculan a la defensa de la autonomía personal que garantiza todo sistema constitucional liberal. En la década del ’90, cuando viene la Corte de Menem se vuelve para atrás. Se plantea que no hay que ser permisivos y se reivindica la obligación del Estado de tutelar la salud pública. Esta tendencia reaccionaria es la que rige la actual jurisprudencia. Sin embargo, no fueron en vano esos años. En general, los jueces federales se han mostrado muy reticentes a que se realicen procedimientos policiales en los casos de tenencia personal. Como paliativa, se ha planteado la posibilidad de que el juez cambie la pena por una medida curativa. Pero se trata de una medida impuesta por coacción, que rara vez se cumple. Este fallo puede llegar a la Cámara de Casación de la provincia. Ahora bien, las expectativas de que logremos ver algún cambio son pocas porque el contexto político no favorece. Los fallos dependen del conjunto de constelaciones políticas del momento. En el ’83 había un clima donde resultaba fundamental la restauración de las libertades civiles. En cambio, las preocupaciones hoy parecen pasar por otro lado. Ha habido una suerte de tendencia al autoritarismo, como vienen marcando las reformas al Código Penal. La opinión pública se interesa por otros temas. Por eso no se puede hacer pronóstico pero el panorama que se pinta no es alentador.”
“Lo que más preocupa respecto de la despenalización de la tenencia tiene que ver con el vendedor minorista de droga. Justamente estos vendedores suelen llevar bajas cantidades para ser confundidos por un adicto y esto hace imposible entonces frenar el consumo dentro de los barrios. Recientemente se ha conocido el caso de un chico que en menos de dos meses fue detenido por la policía cuatro veces. En diciembre lo encontraron con ochenta envoltorios de pasta base. La causa cayó en el juzgado de Ariel Lijo, quien o dejó en libertad a pesar de que resulta evidente que es un narcotraficante. ¿Cómo puedo controlar la venta minorista si la tenencia es libre? Por supuesto hay que respetar la privacidad y cada quien debe actuar como lo decida. Pero, ¿con qué elementos contamos para diferenciar al que consume y al que vende? Y si mis acciones afectan a los demás o afectan el espacio público, la Justicia en ese caso debe actuar. Asimismo el Estado tiene una responsabilidad y en nuestro país parece estar ausente sobre el tema. Hasta el momento se han hecho campañas publicitarias tendientes a la prevención pero no se realizaron campañas en favor de la asistencia a los adictos. En general, si uno analiza las políticas deprevención a lo largo de estos años han sido muy pobres. Una campaña que merece destacarse es la de ‘Maldita Cocaína’, realizada durante los tiempos de De la Rúa, en donde se logró bajar los niveles de consumo. A la pobreza de este tipo de iniciativas hay que sumar el control cada vez menor en los pasos fronterizos. El Estado debe ajustarse a la nueva realidad de narcotráfico. No debemos quedarnos en el tiempo porque así no podremos poner fin a la oferta y la discusión sobre las penas que se deben poner a la tenencia, consumo y tráfico de drogas va a resultar insuficiente.”
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