EL PAíS • SUBNOTA › LAS MIRADAS DESDE EL GOBIERNO
› Por Nora Veiras
“Le aseguro que el televisor estuvo apagado durante la hora y media de reunión”, comentó a este diario uno de los participantes del encuentro entre el presidente Néstor Kirchner; el ministro de Educación, Daniel Filmus, el secretario general de Presidencia, Oscar Parrilli, y los dirigentes de la Ctera, Hugo Yasky y Francisco “Tito” Nenna, para hablar de la nueva Ley de Educación que aspiran a sancionar este año. El dato de la tele cobraba relevancia porque el encuentro se realizó en simultáneo con los incidentes que impidieron por cuarta vez la apertura de la asamblea universitaria para elegir al rector.
“Hay peronistas con todos los candidatos: con (Atilio) Alterini, con Alberto Kornblihtt, con Fernando Vilella... No se puede analizar la universidad con una lógica partidaria, la universidad tiene una lógica corporativa propia que no manejamos”, diagnosticaba anoche un funcionario más como lamento que como crítica. La preocupación surgió ante las versiones de que Jorge Anró, el secretario general de Apuba, los no docentes que se enfrentaron con los estudiantes de izquierda que tomaron la sede de Medicina para impedir las deliberaciones, era un hombre del jefe de Gabinete, Alberto Fernández. “Es cercano al kirchnerismo, pero de ningún modo actuó por órdenes nuestras. Además, por lo que sabemos, él trató de frenar no de fogonear la situación. Eso fue un espanto que no responde a ninguna lógica”, aseguraron anoche desde la Rosada.
Desde la cartera educativa dicen que tal como están plantadas las posiciones, ninguno está dispuesto a ceder. La izquierda no quiere que se realice la asamblea y Alterini no quiere bajar su candidatura, por lo cual el conflicto no tiene salida. En otros despachos oficiales repudiaron en forma vehemente el “método Cromañón” de los “troskos” que “no representan a nadie pero meten presión y terminan impidiendo que funcione la asamblea, lo cual es una locura”, y recordaron que Agustín Vanella, el copresidente de la Federación Universitaria de Buenos Aires y cabeza de la oposición estudiantil, ni siquiera logró conseguir los votos para mantener su cargo y “sigue al frente de la organización en forma irregular”.
–Coincido en que el método no es el mejor, pero convengamos que la democracia de la UBA deja mucho que desear teniendo en cuenta que en el claustro docente, el mayoritario, son muy pocos los profesores concursados y por lo tanto los que pueden votar –le comentó Página/12 a uno de los funcionarios.
–Nos pasa esto porque nadie se dedica a la universidad. Hay que prepararse para el 2007 para que nosotros tengamos regularizado el claustro docente –aventuró.
Más allá de la crónica, nadie todavía puede dibujar el atajo por el que salir de la encerrona. La imagen de la asamblea sesionando en medio de una fortaleza de policías parapetados tras sus escudos y tirándole gases a los estudiantes no seduce a ninguno de los candidatos a suceder a Jaim Etcheverry.
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