EL PAíS • SUBNOTA
› Por Laura Vales
Fueron menos de diez las personas que estuvieron al tanto de la intervención con la que Evangelina Carrozo, con un par de botas y una bikini de canutillos negros, irrumpiría en la Cumbre de Viena. En ese reducido círculo entra su familia, “con la que voy a los cortes de ruta” y el director de la comparsa de Gualeguaychú, quien le fabricó un traje especial para que pudiera pasar por los sistemas de seguridad sin hacer sonar las alarmas. “Me sentí ansiosa porque había mucha seguridad, pero una vez que me saqué el tapado, atravesé la valla y levanté el cartel de No a las Papeleras fue agradable”, dijo ayer Evangelina a Página/12. Contó también que en ese momento miró a los presidentes y vio que “no entendían nada, había desconcierto y risas. Tabaré (Vázquez) sonrió y Kirchner hacía señas como diciendo ‘yo no tengo nada que ver’”.
Greenpeace la fue a buscar a su casa hace quince días para proponerle la idea. “Me eligieron porque este año represento al Carnaval, y enseguida dije que sí, absolutamente convencida. Me pareció que era una idea brillante; la vi además como una oportunidad de hablar en nombre del pueblo de Gualeguaychú.”
Viajó a Viena con Paula Brufman, coordinadora de la campaña de Greenpeace contra los tóxicos. Se acreditaron en la cumbre como periodistas de El Diario, de Morón. Su director, Javier Romero, ya había trabajado en otras oportunidades con la organización ecologista y acordó con la idea. (“Me pareció una manera inteligente de hacer una protesta, con la que coincidimos además en lo filosófico”, dijo ayer.)
Con esas credenciales, las dos entraron al salón donde los presidentes se preparaban para la foto. En el baño, Evangelina se sacó el vestido, que Paula guardó en su cartera. Quedó sólo en bikini y tapado, disimulada entre el mar de cámaras y fotógrafos.
–Llevaba el cartel doblado, escondido en el anotador. Me sentía muy intranquila. El momento de mayor tensión fue cuando tuve que sacarme el saco y atravesar la seguridad, pasar por debajo de la valla y abrir el cartel, todo en unos segundos. Yo sabía que tenía que avanzar lo máximo posible para acercarme a los presidentes, eso era lo difícil, porque no había mucha seguridad. Pero una vez que estuve con los brazos en alto y se pudo leer el mensaje fue realmente agradable.
–¿Qué pasó después de que te sacaron del recinto?
–No me detuvieron. La gente de seguridad fue muy amable, nos pidieron los documentos y por supuesto que me vistiera. Se aseguraron de que nos fuéramos, con un guardia que nos acompañó hasta el tren. Yo creo que desde el principio entendieron que no había nada de violencia.
De 25 años, estudiante de Nutrición en la Facultad de Gualeguaychú, Evangelina, reina del Carnaval 2006, pasó el verano entre las carrozas y el bloqueo del puente a Fray Bentos. “Participo de los cortes y de la asamblea” ambientalista. De instalarse las papeleras, cree, “mucha gente se iría de la ciudad. La contaminación sería una catástrofe para nosotros, porque además del Carnaval, el río es nuestro gran atractivo turístico”.
Con lo de ayer, espera “que la causa llegue a todo el mundo, que la gente sepa que Greenpeace tiene un plan para que estas papeleras no contaminen”. Paula Brufman, la activista de Greenpeace, agregó que eligieron la cumbre “por varios motivos; porque iban a estar todos los presidentes, incluyendo a Kirchner y Vázquez, que no se hablan desde hace tiempo, y además porque la Unión Europea se había pronunciado defendiendo a las empresas europeas. Nosotros creemos que eso tiene mucho que ver con el traslado de tecnología sucia que los países del Hemisferio Norte están haciendo hacia los del Sur”.
Para Brufman, “ésta era nuestra mejor oportunidad de hacer visible la propuesta de producción limpia ante el mundo. Ya se la habíamos acercado a los presidentes, y ahora queríamos que alcanzara una difusión mayor”. La organización defiende el uso de un sistema de blanqueo del papel que no utilice cloro sino compuestos en base a oxígeno. Esta tecnología es menos contaminante; con ella se puede, además, avanzar en el cierre del circuito, utilizando siempre la misma agua, lo que implica no devolver al río el líquido usado en la producción industrial. En el caso puntual de Botnia y Ence, agrega Brufman, “queremos que sean relocalizadas fuera de Fray Bentos, lejos de cualquier centro urbano”.
A la cortísima caminata en bikini de Evangelina frente a los mandatarios siguieron doce horas ininterrumpidas de entrevistas para radios, diarios y televisión de todo el mundo. Las chicas repitieron más o menos lo mismo un centenar de veces sin perder la amabilidad. “Quisiera que esto sirva para cambiar la realidad y que no quede en una anécdota. Que los presidentes den cuenta de la situación que vivimos en nuestros países, donde no existe ningún tipo de política ambiental”, dijo cien veces Brufman. “Me siento feliz de que haya salido todo bien y la causa se conozca también fuera de la Argentina”, repitió Evangelina. Anoche, a las dos de la madrugada, hora de Viena, seguía atendiendo a periodistas. Con su foto multiplicada en todos los diarios del mundo, en Gualeguaychú la chica había dejado de ser una reina para ser una diosa.
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