“Hasta que me tocó asumir a mí se trabajó mucho en pos de una concertación cívico-militar para consolidar la impunidad”, lanzó ayer el presidente Néstor Kirchner, quien se refirió entre líneas al pliego de condiciones que le presentó antes de que asumiera el ex subdirector del diario La Nación, Claudio Escribano. “En los días previos a asumir, muchos me vinieron a ver y me dijeron: ‘Para que tengas más espacio para poder gobernar sería bueno que se declare la constitucionalidad de las leyes (de impunidad). Esto no lo dije nunca y lo quiero decir acá. Y yo no sabía cómo lograr el tiempo necesario para poder asumir y que eso no se diera”, sostuvo Kirchner. Página/12 había relatado todos los pormenores de la operación en una nota de Horacio Verbitsky publicada una semana antes de la asunción del nuevo gobierno.

En su columna del 15 de mayo, en la portada de La Nación, Escribano hizo público su ultimátum, con un claro tono golpista. “La Argentina ha resuelto darse gobierno por un año”, escribió y le adjudicó la frase a una entelequia a la que llamó “Washington”. Sólo sostuvo que la opinión había sido recogida en el Council of Americas. Renglón seguido, expuso su pliego de condiciones al Gobierno que todavía no había asumido. Entre otras bellezas, incluía:

1 “La Argentina debe alinearse con Estados Unidos”.

2 “No queremos que haya más revisiones sobre la lucha contra la subversión. Está a punto de salir un fallo de la Corte Suprema de Justicia en ese sentido. Nos parece importante que el fallo salga y que el tema no vuelva a tratarse políticamente. Creemos necesaria una reivindicación del desempeño de las Fuerzas Armadas en el contexto histórico en el que les tocó actuar”.

A contramano de lo que proponía Escribano, el gobierno nacional desarmó la mayoría automática de la Corte, que se aprestaba a declarar constitucionales las leyes de impunidad, e impulsó su anulación.

La actitud del nuevo gobierno no sorprendió a Escribano y sus amigos militares. Página/12 reveló entonces que el pliego de condiciones del ex subdirector de La Nación –que además incluía la condena a Cuba, el alineamiento con “los empresarios” y el pedido de leyes de mano dura– había sido adelantado por el propio Escribano a Kirchner y a Alberto Fernández en un desayuno realizado el 5 de mayo. Como Kirchner no reaccionó favorablemente a la presión, Escribano decidió hacer público lo que hasta entonces era un ultimatum privado.

El Presidente sostuvo ayer que les respondía a sus interlocutores: “Por favor esperen, lo hacemos cuando me toque asumir”. “Evidentemente, está a la vista que mi pensamiento era absolutamente diferente, pero ellos creían que la salida de la Argentina pasaba por ponerle una brecha al pasado”, señaló. “No se imaginan lo que fue llevar adelante el proceso para que podamos tener la inconstitucionalidad de las leyes de obediencia debida y de punto final, que nos llenaban de vergüenza a los argentinos. Esa impunidad que tanto daño nos hizo”, afirmó.

Por otra parte, Kirchner celebró el inicio del juicio al represor Miguel Etchecolatz, que ayer perdió el beneficio del arresto domiciliario. “Esta semana me siento un poco mejor porque se inició en La Plata el juicio contra Etchecolatz, innombrable”, dijo. “Seguramente, habrá muchas presiones, seguramente serán días de mucho nerviosismo y seguramente muchos tratarán de revivir viejos conceptos y viejas teorías para tratar de justificar lo injustificable”, auguró el Presidente, quien señaló que mientras esté en el Gobierno “no habrá pacto a la impunidad”. “No nos han quebrado. En el acto del 25 de mayo dije ‘volvimos’ en el sentido de que la gente volvió a la Plaza de Mayo con la esperanza, con la voluntad de cambio y de transformación, de hacer un país distinto”, concluyó.