Santa Fe y Córdoba, por condiciones de distinta índole, también se han transformado en un problema para los estrategas kirchneristas. En el caso del tercer distrito (Santa Fe), el socialista Hermes Binner mantiene su pole position, cómodo, en la carrera hacia la Casa Gris. Una encuesta que obra en poder del gobierno nacional dice que el peronista mejor posicionado para enfrentar al ex intendente rosarino es Carlos Reutemann, quien ya ha dicho que no competirá. Luego aparece Rafael Bielsa, bastante lejos, y detrás de él el titular de la bancada oficialista de diputados nacionales, Agustín Rossi.

Según los análisis cualitativos efectuados por los encuestadores, Rossi está pagando ser jefe de bloque: desde esa posición debe defender los proyectos del Poder Ejecutivo, y la batalla por la aprobación de los superpoderes y los DNU melló su imagen. Lo mismo ocurrió con la senadora Cristina Fernández (CFK) en la Capital Federal, distrito cuyo comportamiento político se asemeja bastante a Rosario, la ciudad más importante de Santa Fe. Ambos datos demuestran que no siempre la confrontación le da sus frutos al oficialismo y que una parte de la sociedad más urbana sigue con atención ciertas discusiones del poder, por más técnicas que éstas aparenten ser, contrariamente a lo que se creía en algunos despachos de Balcarce 50.

En cuanto a Córdoba, la anticipada candidatura a gobernador del actual vice, Juan Schiaretti, no “camina sobre ruedas”, según la expresión de uno de los ingenieros electorales del Presidente. “Para colmo –continúa el confidente de este reportero– la gestión del Gallego (José Manuel) De la Sota está en su peor momento.”

Schiaretti deberá enfrentar al tándem conformado por Luis Juez, como aspirante a reemplazar a De la Sota, y al popular ex integrante del seleccionado nacional de básquetbol Pichi Campana. “Kirchner otea el horizonte y Juez no le disgusta para nada”, revela la fuente de Página/12, que sostiene que, “de igual manera, cualquier resolución es compleja”.

“Por suerte –dice el funcionario– todavía falta mucho”. La fruición de la actividad que se despliega en la Rosada atenta contra dicho parecer.