El plan de producción limpia de Greenpeace, presentado al gobierno argentino y al uruguayo, consiste en los siguientes puntos:

- Eliminar el cloro en el proceso de blanqueo de la pasta de celulosa: cuando se usa madera como materia prima, la pulpa obtenida debe blanquearse. La mayoría de las pasteras utilizan un sistema con cloro, que resulta contaminante.

- Ir hacia sistemas cerrados de producción, que no descarguen líquidos ni gases al ambiente.

- Estimular el uso de papel reciclado.

- Otorgar créditos blandos para que las industrias del sector se reconviertan.

- Exigir la explotación sostenible de los recursos forestales, ya que uno de los problemas de las plantaciones de pino y eucaliptus es que consumen grandes cantidades de agua.

- Poner como condición a estas industrias que para instalarse obtengan la aprobación previa de las comunidades de la zona. El mecanismo tiene el nombre de “licencia social”. Fijar, además, un tope a la magnitud de las plantas, para que no se construya ninguna con capacidad superior a las 700 mil toneladas anuales de producción de pulpa.